𝙳𝚎𝚖𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊

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Sangre escurriendo por sus manos, cuerpos estáticos y fríos sin algún signo de vida, el cuchillo afilado como testigo de esa locura tan fantasiosa.

No tiene nada de malo sentirse así ¿Verdad? Solo está obedeciendo a sus más mortíferos deseos, porque está bien el cumplirlos ¿Cierto?

Si...está bien.

Gavin veía fugosamente a aquel androide que tanta curiosidad le generaba. No era como los demás, había algo en él que llamaba su atención, algo más allá de lo que sus ojos pudieran apreciar.

Claro que había algo más en esa fachada de androide bueno.

Tal vez podía notarlo porque estaba igual de enfermo que él. Y a pesar de todo ha llegado a la conclusión de que tienen semejanzas.

Parecía que llegaba a engañar a los más capacitados agentes, quería reírse en sus caras ¿Cómo es que no lo notaban?

Pero solo le tocaba esperar, esperar hasta que se cansara de toda esa farsa y dejara ver su lado oscuro, ese que tanto deseaba ver.

En los últimos casos, notaba como los ojos de Nines tenían un brillo especial al observar los cadáveres y la sangre. También ha notado como le presta más atención a la manera en como las víctimas han sido asesinadas, y al contarlo lo menciona con un tono de admiración.

Está a punto de salir.

Nuevamente se encontraban en una escena del crimen, 5 personas muertas y entre ellas el autor de la masacre.

Los cuerpos estaban esparcidos y las paredes y muebles manchados de aquél rojo intenso tan atrayente. Vio como Nines sonrió al ver la obra de arte hecha, una lástima que el pintor no la pudiera apreciar.

Pero, ¿Qué tal si ellos hacían su propia obra?

Regresó su mirada al androide que tenía por compañero, y una simple sonrisa bastó para que acordaran que esa noche se convertirían en artistas.

¡Que maravilla!
Sabía que había llegado el día, ese en el que dejaríam sus apariencias de lado y darían a conocer aquellos anhelos tan repulsivos.

Sus compañeros distraídos identificaban a los cuerpos, no percatándose de que el RK se les acercaba con una arma cargada y un Gavin detrás suyo sonreía y los miraba cínicamente.

Uno, dos, tres...

Gozaba escuchando los disparos y los gritos de dolor y sorpresa.

Cuatro, cinco, seis...

Apuñalaba en el pecho a dos policías que habían escuchado los disparos y habían corrido a donde se encontraba Nines.

Siete, ocho y nueve...

No quedó ni uno vivo, la sangre era la estrella de ese cuadro tan magnífico.

El arma cayó y Nines volteó a verlo, sus cuerpos salpicados de aquel líquido eran la firma de su obra.

—Pues celebremos—. Dijo Gavin para acercarse con pasos lentos a través de los cuerpos levantándoles el dedo de en medio en varias ocasiones, llegando y entrando a la larga piscina que la casa poseía. Cerró los ojos sintiendo el agua mojar cada parte de su cuerpo, se sentía tan vivo.

Sintió unas manos rodear su cintura y volteándose se aferró al cuello de Nines, presionándolo dando la sensación que lo ahorcaba. Observó un momento el thirium que escurría por su barbilla, muy atractivo a su vista. Se acercó un poco más y simplemente lo beso. Sellaron aquella fantasía con lo único que faltaba para ser felices, ya nada importaba.

Solo quedaban ellos dos junto con su demencia, perfecto ¿No?

Simplemente Reed900Donde viven las historias. Descúbrelo ahora