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TRISTAN

Era miércoles y era un día como todos aquí habíamos llegado de un día agotador de clases, la cuál me mantuvo pensativo con respecto a muchas cosas que solo tienen que ver con una sola persona, la persona que aveces odió pero aveces no, que tengo prohibido tocar, mirar o besar...

Adrián Grayson...

Se que le dije que teníamos que tomar distancia pero es mejor así, ella no quiere tener problemas con su madre y eso lo entiendo, pero mi preocupación no se debe a eso...Ha pasado todo el día extraña, está como depresiva, su rostro solo muestra tristeza, debo hacer algo...

No te pidió tu ayuda...

Aveces debería hacerle más caso a mi conciencia, veo a Travis bajarse del auto y cuando Adrián está apunto de bajarse le sujeto el brazo, la jalo de nuevo al interior del auto, ella no dice ni una palabra solo está en shock.

—¡Dame tu teléfono!—Ordeno pero ella ladea la cabeza —No era una pregunta.

—Venga ¿Que quieres?—Habla y su tono de voz era ronco.

—Ya te lo dije, no lo repetiré una vez más, dame tu teléfono —Ella bufa pero aún así me entrega en celular, sonrío victorioso y cojo su celular busco el número de su madre y le marco —Quedate en el auto —Ordeno y ella se encoje los hombros, salgo del auto y su madre contesta.

—¿Adrián?

—No soy Tristan, llevaré a Adrián a un lugar pasaremos la tarde juntos y probablemente lleguemos muy de noche así que no se preocupe —Explico y la escucho suspirar.

—Esta bien, agradezco tu llamada —Corta la llamada y sonrio, entro al auto y enciendo el motor, veo Adrián está fijamente mirándome así que supongo que quiere su teléfono.

—Toma —Se lo entrego, arrancó el auto pero ella no refunfuña, no dice algo contradictorio...¿Que le pasa?—Dime ¿Que ocurre?

—Solo te lo diré por qué se que seguirás insistiendo hasta que te lo diga...—Suspira pero luego continua:—Hoy ya son cuatro años desde la muerte de mi papá, me siento mal por qué justamente hoy era el día en que yo iba a visitarle su tumba y estoy a millas de distancia, no obstante soy una egoísta no escuché a mi mejor amiga cuando más me nesesitaba y eso me pone mal, es como si después de que mi padre muriera no supiera que hacer con mi vida...todo lo hago mal, no he podido enfocarme en mis prácticas de natación, Tengo demasiado en la cabeza y para el colmo tu —Solloza —Estas en todo momento y...Ash, no tiene caso intentarlo.

El restó del camino fue silencio, no podía explicar la forma en que me sentía, eso que me dijo «Para el colmo tu» ¿Que hice mal? Ella no decía nada, el problema es que no se a donde llevarla y entonces recordé, ese sin duda era el lugar perfecto para que ella bote todo lo que siente.

—Llegamos —Aparco el auto y ella se queda perpleja...—¿Sucede algo?—Claro que sucede se por que está así.

—De todos los putos lugares que pudiste llevarme tuvo que ser un maldito gimnasio de boxeo —Asiento, si sabía que su padre era entrenador de boxeo y ella también sabe así que...

—Descuida no hay nadie...solo estaremos tu y yo...—Le guiño el ojo y noto como se ruboriza. Entramos al gimnasio y busco los guantes en de entrenamiento y la llevo a los casilleros femeninos —Bien coje cualquier traje de entrenamiento para que empecemos, por qué no vas a boxear con falda y corbata, descuida el gimnasio es de un amigo así que...

Salgo de el vestidor y me introduzco en el mío, me coloco na playera y unos shorts holgados que llegaban a un poco más arriba de mi rodilla, dejo mis pies descalzos y cojo las vendas y cubro mi mano con estás, al salir Adrián ya se encontraba en el ring con los guantes puesto, wow ¿Cómo se los puso sola?.

ADICTO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora