Harry
El taxi paró en la avenida, a las afueras de mi trabajo. Un mar de gente abarrotaba la vereda. Caminaban apretados como sardinas, pasando de un lado a otro y chocándose constantemente.
Típico del centro de Londres.
Jenny bajó primero del vehículo, mientras yo sacaba mi bolso y algunos papeles que llevaba sueltos. Al darme vuelta, me percaté de que la chica miraba la vitrina con estupefacción. Seguí sus ojos, parando en el logo que se encontraba en el cristal. "H&H Studio" se leía en letras doradas, rodeado por la silueta de un disco de vinilo.
—¿Qué te parece?— salió de mi boca con un dejo de arrogancia. Cuando se trataba de mis logros personales, no podía esconder el orgullo.
—N-no sé— vaciló un poco— No me esperaba algo así.
—¿Algo cómo?
—Tan lujoso— contestó. Me hizo reír, pues era la reacción que la mayoría de la gente tenía cuando llegaba aquí.
El edificio daba esa primera impresión, era grande y elegante, pero ni siquiera un octavo de él nos pertenecía. Con mucho esfuerzo logramos comprar el primer piso, haciendo remodelaciones y acoplándolo a nuestro proyecto, sin embargo, los veintiún pisos restantes eran oficinas y más oficinas. Había una infinidad de servicios: consultores financieros, abogados, arquitectos, hasta la planta central de una dulcería.
—Vamos— dije y posé mi mano en su espalda baja, incitándola a caminar, pero una corriente eléctrica me hizo quitarla en una fracción de segundo.
El calor subió por mi cuello y se instaló en mi cara, haciéndome saber que me había sonrojado.
Ya no podía estar cerca de ella sin sentir ese cosquilleo, ese intensísimo fuego que desprendía su piel, incluso a través de la ropa.
Comenzamos a caminar al interior del edificio. Yo me preocupé de ventilar mi rostro disimuladamente, antes de que mi acompañante pudiera notar el rubor en mis mejillas.
Atravesamos las primeras puertas, y luego llegamos a las grandes vidrieras tintadas de negro que correspondían al estudio. A penas las abrí, pude ver el cabello azul rey de Laurie asomándose detrás del mesón.
Laurie era una chica de veinte años que estudiaba diseño. La conocimos un tiempo atrás, cuando recién había llegado a la ciudad y buscaba desesperadamente un trabajo. Nosotros no necesitábamos a nadie en aquel momento, pero verla tan joven y vulnerable nos recordó a nuestra propia situación en unos inicios. Al final decidimos contratarla como una especie de secretaria, y ya llevaba más de un año y medio trabajando aquí.
—¡Buenos días!— saludé, atrayendo la atención de la teñida. Levantó la cabeza y separó sus labios, aunque nada logró salir de ellos.
—¡Por fin llegas, maldito Styles!— escuché la voz de mi mejor amigo acercarse por la derecha— ¡Te llamé todo el maldito fin de semana y no me contestas! ¡Sabes que tenemos cosas que hacer, no creas que estoy aquí de empleado! ¡No puedo solucionar todo yo solo, por algo somos socios!— con grandes y enfurecidas zancadas se plantó frente a mí. Su dedo índice me apuntaba de forma acusatoria, mientras que con la otra mano revoloteaba una carpeta.
—Vaya bienvenida— hablé con un poco de sorna, enojándolo aún más. Habría querido responderme, lo sé, pero no le di tiempo de hacerlo. Me moví unos cuantos pasos, dejándole ver a la chica detrás de mí. La cara del rubio se transformó completamente— Niall, ella es Jenny. Jenny, él es Niall— esbocé una sonrisa y les hice una seña, invitándolos a saludarse.
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Jenny ➺ h.s.
Fanfiction❝Y ahí comprendí que quizás eso era. La necesidad de ayudarla no era meramente un acto de nobleza. No tenía nada que ver con lo que mamá me había enseñado, y tampoco se trataba de su novio abusivo, ni la preocupación que me generaba. Quise ayudarla...