Princesa de la Calma

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∆Link∆

Pasaban de las 4:00 PM cuando después de mi intento fallido por teletransportar a la princesa Zelda hacia el dominio Zora, ahora teníamos que trazar una ruta para llegar a con el rey Dolphan lo más pronto posible.

-Link! -Dijo casi gritando Zelda-

Volteé a verla con atención y dijo:

- Adónde vamos?

Pasábamos al lado del lago Hylia, era enorme y provocaba un reflejo de el atardecer que hacía que aparentara ser de oro líquido, sorprendentemente nada lo perturbaba, manteniendo su superficie en total calma; cambié la mirada de nuevo hacia ella, parecía irritada, casi indignada, me pregunté porque, le pedí con la mano la tableta Sheikah y vi un solo camino, hacia el norte, en dirección a la Pista del Rio, atravesar el río, pasar la Posta del Pantano, cruzar otro río e ir al este para por fin llegar, era un largo y tardado camino el cual recorrer, pero era la única forma de llegar y poder dejar los caballos en un lugar seguro.

Traze con el dedo el camino para llegar hacia los Dominios Zora

Ella entornó los ojos pensando en algo, mientras veía el mapa.

- Podríamos tomar la ruta por los Picos Gemelos, hasta la Aldea Kakariko, atravesar el río hacia el Norte y llegar allá -Dijo con una afable sonrisa-

Asentí

Seguimos cabalgando, yo sin darme cuenta estaba esbozando una sonrisa y estaba muy alegre.
Sería por qué el viaje era más rápido y menos cansado -Dije para mí-

En realidad, era más por la próposicion de Zelda, me hacía sentir como antes del cataclismo,
Zelda siempre había sido una chica aventurera e inteligente que no le gustaba no hacer nada, solo esperando en el castillo portando el cargo de "Princesa". Había ido entendiendo que no era por un acto solamente rebelde adolescente, como muchos creían, era un espíritu noble que quería cooperar en su reino y el anteriormente inminente cataclismo; no es que no le gustara ser la princesa sino más bien, sentía una responsabilidad por serlo y quería ayudar en todo lo posible a su reino. En lo personal la apreciaba y admiraba por eso.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que vi que estábamos por cruzar el puente junto al Santuario de Vashik.

Cruzamos.

Zelda miraba a todos lados, parecía que nunca hubiera visto su reino, aunque técnicamente, Ella no lo había podido ver en 100 años y había cambiado radicalmente, sin embargo, no sería impropio de ella, ver de aquí a allá, lo raro en eso era que cada ciertos minutos volteaba a verme con una cara de total indiferencia, cara que había adoptado desde que partimos del Santuario Runneh, después, hacia una mueca, que si bien la hacia a el lado opuesto mío, la contracciones de sus mejillas la delataban. Al no hablar, había aprendido a comunicarme sin palabras y por lo tanto entender el lenguaje corporal de los demás. Si me hubieran preguntado, hubiera dicho que estaba indignada conmigo, prácticamente estaba seguro, ya que esa misma mirada que aparentaba ser vacía fue la misma que puso aquella ocasión que no quería escolta y la salve del Clan Yiga.
Eran tal vez las 7:00 PM cuando atravesamos una arboleda y se dislumbraron los Picos Gemelos, eran imponentes, como murallas naturales

Nuestros caballos empezaron a seguir en calma, pasábamos por la abertura entre los picos, lo último del crepúsculo se había ido, el sonido de el pasto quedó mudo y ni un solo ruido invadía nuestro paso, salvo el sonido distante de los cascos de nuestros caballos.
En el cielo (Por los Picos Gemelos) se veía como la cresta de un caballo negro con estrellas en la crin, Mientras avanzábamos seguía viendo el cielo nocturno, después, mire a Zelda, ella estaba a unos metros delante mio, el costado de su cara estaba palida, como el color lechoso de la luna y su cabello, adoptó un color plateado, no.. era dorado, era casi indistingible ya que ocilaba entre los dos colores, su blusa había adoptado un color muy parecido al azul del lago Hylia, era una vista preciosa en contraste con los colores opacos de los Picos, un aura de incertidumbre rondaba alrededor de ella, parecía tener un espíritu vivo dentro de si pero a la vez, como si durmiera despierta, ni un solo parpadeo cruzaba su cara, y sus ojos reflejaban casi al son de un espejo las estrellas y pude ver en ella, la Princesa de la Calma.

Fin del Capítulo

Yo lo sé.

Ve el cielo en la noche, en total silencio, en total paz y si tú corazón así lo desea, podrás sentir en la inmensidad nocturna a la princesa de la calma y compartir con ella, esa misma paz.

El Nuevo Reino [Zelink]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora