Moon - Jasper Hale.

10

MONTERREY, MÉXICO 1940.

—Defintivamente este es el ejército que se necesitaba desde un principio —Carlota se mantenía al lado de Khaled, con las manos entrelazadas frente a su abdomen.

—Entonces, ¿El trato sigue en pie? —María le preguntó.

—Mientras me cuides bien las tierras está bien. No hay ningún problema. —.

Carlota le regaló una fugaz mirada a Jasper.

—No obstante, los constantes movimientos de nuestros vecinos Texanos nos han dejado abatidos. Fernando nos ha avisado sobre posibles enfrentamientos, así que es mejor que comiencen a entrenar nuevamente. Sigan así. Los ejércitos americanos pueden ser grandes. Pero de este lado hay vampiros mucho más viejos y entrenados para sobrevivir. Recuerden que no sólo somos guerreros, somos sobrevivientes. —.

Carlota mencionó al ejército de vampiros. Finalmente su mirada se dirigió a María.

—Espero que usted también comience a entrenarlos. Siempre se lleva los créditos, pero no veo que usted ponga de su parte.

Khaled sonrió por lo bajo.

—Bien. Ahora, si nos disculpan, iremos de caza antes de partir.

Carlota y Khaled se alejaron en un abrir y cerrar de ojos. La luna ya se había puesto, y la noche comenzaba a gobernar en ese particular día.

—Parece que aún sigues estimando a ese caballero, Carlota. —Khaled le mencionó.

—No podrías entenderme. Tú estás más muerto que yo. —Carlota le replicó con la vista fija en el camino.

—Carlota —el híbrido miró a la castaña— habías estado por más de doscientos años enamorada de mi hermano. Creo que es evidente que tu comportamiento cambió y que tu interés por ese muchacho es bastante obvio al menos para mí. Hemos sido mejores amigos desde que nos conocimos, así que puedes contarme lo que te acongoja. —ambos rieron de repente.

—Lo correcto no te queda. —Carlota se burló.

—Carlota —él la miró un poco serio— sabes que jamás voy a juzgar tus decisiones. Hemos permanecido juntos durante doscientos años. Y has sido muy comprensiva. Después de mi hermano has sido la única persona que se ha quedado a mi lado incluso a pesar de mi mal temperamento. Eso lo aprecio.

—¿Dónde quedó el Khaled que conozco? ¿Quién eres tú? —se burló—.

—Por favor, no seas modesta, tú también eres un monstruo. —.

—Sí, sí lo soy, no me avergüenzo. —.

Ambos rieron divertidos, después de alimentarse, decidieron volver al hogar del ejército de vampiros.

—¿Qué tramas exactamente? —el híbrido le preguntó— has estado callada, nada común en ti.

Carlota suspiró, ambos se quedaron afuera por unos momentos. Los orbe escarlatas de la vampira observaron directamente al híbrido.

—Le diré que se vaya. —.

—¿Qué? ¿A quién?

—A Jasper.

El rubio frunció el entrecejo, puso los ojos en blanco y luego respondió.

—Es tu soldado más importante en este lugar. Cuando dije que respetaba tus decisiones no me refería a esto. —replicó con molestia.