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Ambos se besaron con desesperación, Carlota había terminado aprisionada en la pared de su habitación. Deseosa por probar el encanto del rubio miel.
Y con calma las frías manos del vampiro dejaron caer suavemente el vestido de la vampiresa, luego el corsé y finalmente  dejando al esplendor la perfecta silueta de la pelinegra.
Al poco tiempo el vampiro de cabellera miel también terminó de la misma manera. Las manos del vampiro recorrieron con calma cada parte del cuerpo de la vampira, mientras sus labios se paseaban en los  de Carlota. Las agitadas respiraciones en conjunto con un par de jadeos entrecortados inundaron la habitación. Y finalmente ambos terminaron esa noche, haciendo el amor.

Los resplandecientes rayos del sol iluminaron el rostro de los dos vampiros, apenas unos pocos traspasaban las cortinas de la habitación. Ambos se mantenían recostados al lado del otro en el enorme sofá de cuero del cuarto. Carlota mantenía los ojos cerrados, concentrándose en los sonidos del reloj, la respiración del vampiro y algunos sonidos como los cantos de los pájaros de fuera. Hacía casi un siglo que ella no se había sentido así de viva. Como si su corazón hubiera vuelto a latir.
Ambos escucharon la puerta sonar.

Señorita, he venido a ayudarla a arreglarse. —la sirvienta llamó.

—¡En un momento más, Mariana! —.

Sí, señora.

Escuchó los pasos de la sirvienta alejarse cada vez más. Carlota se vio obligada a abrir los ojos —prefería estar un rato más de esa manera, pero era imposible—, sus ojos escarlatas se encontraron con el rostro del rubio miel, tan sereno como siempre.

—Es hora de que te vayas. —ella le mencionó con la voz suave, divina.

Esa Carlota era totalmente distinta, una que se había mantenido oculta por décadas. Jasper asintió y ambos se levantaron, cada uno volviendo a sus ropas. Ambos volvieron a besarse finalmente, pero no era un beso ansioso, era uno mas dulce, casto, inocente. Carlota se dejó atrapar por el dulce olor del vampiro, cerró los ojos una vez más y se dejó rodear por los brazos del vampiro.

—Lamento que no pueda ser así siempre, señorita.

Ella asintió con una decepción repentina. Ella lo sabía, según María él era una clase de compañero para ella. Era una pena enorme, Carlota no podía entender cómo es que María lo tratara de esa manera, como un objeto, como una mascota; cuando ella misma daría lo que fuera por tener a ese caballero de melena miel con ella, a su lado, amándola.

—Lo sé. Pero no debes preocupar, yo me encargaré de lo que sea necesario para que María no te vuelva a tratar de esa manera. —.

Ambos se separaron y sus miradas se encontraron nuevamente; Jasper tomó el rostro de Carlota entre sus manos, depositando un beso en los labios y finalmente en la frente.

—Le juro, señorita, que haré lo que esté en mis manos para poder estar con usted al final. —.

Carlota le sonrió calmando al vampiro, depósito un beso en los gélidos labios del vampiro y finalmente asintió.

—Le creo.

Al cabo de unos segundos, el vampiro desapareció de la habitación, y Carlota se quedó una vez más en soledad.

Durante la tarde no habían existido muchas novedades, en realidad porque eso significaba que Jasper estaba listo para volver con María a Monterrey.

—Bien, después de un par de meses hemos trazado el plan. —Carlota había reunido a María, Jasper, Fernando y Khaled en el despacho de la hacienda.

—Hemos concluido que manejar un ejército sería lo mejor. Hemos decidido comenzar aquí, y finalmente llevarlos a Monterrey. —Fernando siguió— además, sería una buen momento para expandir nuestro territorio.

María les miró con miedo.

—¡¿Expandir su territorio?!

—Finalmente Nuevo León no tiene alguien que lo lidere, pensemos lo siguiente. María, usted me ha jurado lealtad, así que usted junto a Jasper, quienes conocen mucho mejor el territorio, se encargarán de cuidar esas tierras y dirigirlas. No es la primera vez que lo hacemos. Ya lo hemos hecho con otros territorios y el plan ha sido efectivo.

—¿Planean que los neófitos duren más de un año?

—Necesita un ejército sea lo suficientemente grande como para que nadie se atreva a empezar una guerra. —replicó Carlota— cuando ese ejército se extienda por todo el territorio podrán ser capaces de crear nuevos reemplazos. Lo haremos a la manera antigua, más discreta por supuesto. Sin embargo, creo que Jasper será capaz de entrenar a los neófitos como ha venido haciendo desde... ¿Hace cuatro décadas? —.

Esa tarde se concluyó el plan. En cuestión de un año habían creado un ejército poderoso, lo suficiente como para comenzar con la conquista de Monterrey, y como había sido previsto, el territorio había sido entregado una vez más a María y a Jasper.

Moon - Jasper Hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora