Episodio 26

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Sintió su espalda golpear contra la madera del árbol. Daniel estaba todo adolorido de tantos golpes que había recibido hasta el momento. Misti lo miró con compasión y se acercó a darle la mano para que se levantase.

— Lo lamento ¿fué muy fuerte? — murmuró la chica.

— Tranquila, supongo que es necesario pelear. — sonrió de lado el chico limpiándose el uniforme militar.

— Los malware atacan cuerpo a cuerpo, con sus dientes y garras. La mejor en un combate de ese tipo entre nosotras dos es Misti, así que recibir unos cuantos golpes de su parte es una maravillosa forma de aprender. — comentó Valeria, sentada en una roca cercana, con una sonrisa burlona y un tanto maléfica.

— Eres cruel, pero justa. — Daniel tomó a Leviatán entre manos y se posicionó, preparado para recibir el siguiente ataque.

La menor lo miró de reojo y suspiró. Fue casí imperceptible el movimiento, la chica dió un pequeño salto para lanzarse hacia él, y entrar con un golpe hacía su cara con el puño derecho, a lo que el pelinegro se cubrió con la hoja de la espada, y retrocedió rápidamente para que ella no asestara otro puñetazo.

Misti era muy rápida, y de otro saltito apareció desde atrás para patear sus pies y desestabilizarlo, y claro que funcionó, haciéndolo caer hacía el frente. Daniel puso su mano izquierda para sostenerse, y era sorprendente lo ligero que se sentía, o tal vez por lo fuerte que estaba ahora. Se impulsó con la misma mano para levantarse de nuevo y volver a hacerse con la espada en ambas manos.

La chica no cesó el ataque y le dió un buen golpe en el estómago, dejándolo totalmente sin aire, siquiera le había dado tiempo de defenderse, y menos de atacar.

— Duró un minuto... Bueno, más que la otra vez. Nada mal para el primer día. — se rió la castaña rojiza, levantándose y activando su código. — Tu siguiente oponente soy yo, por ahora no estás listo para Misti.

La chica de rulos se acercó a levantarlo, pues aunque trataba de controlar su fuerza, sabía que le había dado uno bueno.

— Lo lamento Dan, se me olvida que eres novato... — se disculpó la de ojos avellana, levantandolo de nuevo. — En medio de la batalla no estoy pensando mucho, solo me muevo.

— De nuevo, tranquila. Es genial como peleas para... Pues, tener catorce años.

— Supongo…— murmuró apartando levemente la mirada. Desactivó su código y su cabello largo le cayó por la espalda, haciéndola ver más aniñada, y no tan madura y peligrosa como la convertía el Soldier Mode.

Pasaron la mañana en el límite del bosque, Valeria dándole palizas a Daniel, con la excusa de que debía desarrollar sus reflejos.

Un mes, tres semanas y cuatro días desde La llegada

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Digitalizados | El virus de la muerte |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora