Episodio 10

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— ah... Bueno... ¿Por lo menos a la cuenta de tres...?

Tsuyo tenía en su mano su D-Code en la pantalla donde solía estar el huevo y ahora, el mensaje era otro y decía "Cargar".

— ¿Tienes miedo? — más que de burla, la pregunta de Luzbel fué lo más sincera e inocente posible, eso evitó que Tsuyo pudiera usar su sarcasmo natural por temor a ofenderla un poco, ya que se veía genuinamente preocupada.

— Un poco, pero supongo que ya no queda de otra. — suspiró el mayor y miró su aparato mientras sentía la intensa mirada de la menor de todos sobre él.

Era a veces algo intensa, aunque ella no quisiera serlo...

— Bien... Uno... Dos...

Tres.

Apretó con sus dedo índice el cuadrado verde de su pantalla con el mensaje y el celular empezó a vibrar. La pantalla se puso negra y luego se iluminó totalmente de verde. De ella empezaron a salir chispas que después se unieron en pequeños cubos verdes y azules que se le hiceron muy familiares.

Estos cubos comenzaron a flotar sobre ellos y unirse, intentando construir algo.

— Aléjense — dijo Tsuyo retrocediendo, y ellas lo imitaron pegándose a las paredes que cada uno tenía detrás.

Una vez que todos los cubos se hubieran formado, empezaron a parpadear y cambiar de color entre azul y verde. Y luego todos se volvieron una especie de masa pegajosa que descendió hasta tocar el piso sin perder su forma.

— i-igh... — se escuchó el asco de la garganta de Luzbel como un sonido lejano.

Y entonces la masa empezó a brillar, cegando sus ojos y obligándolos a cerrarlos. Una vez los abrieron frente a ellos había una imponente figura, talvés un metro más alta que Tsuyo -agradeciendo que el cuarto era de techo alto-.

— Hola hola~

Era la voz de una mujer.

— IIGGGGHHH — Luzbel soltó una especie de chillido extraño y corrió a colocarse detrás de Akira... ¿Quién era la mayor...?

Akira entonces fijó su vista, igual que Tsuyo, en lo que tenían enfrente.

Su apariencia era un tanto sorpresiva para ser un digimon -bueno, por el momento creían que si lo era, nació de un digiegg ¿no?- y era una joven y algo atractiva mujer, vestida de negro y un kimono morado y una garra dorada en su mano derecha. Tenía cuatro alas negras que en ese momento estaban retraidas, uñas de color violeta muy afiladas, dos cintas negras saliendo de su espalda y un peinado sujeto por numerosas peinetas.

— Me presento, mi nombre es Lilithmon, conocida como Diosa de la oscuridad. Es un gusto conocerlo, Séptimo principe del inframundo. — su voz sonaba coqueta, como si estuviera saboreando cada palabra. — Soy tu demonio guardián. — se dirigía exclusivamente a Tsuyo.

— ¿E-Eh...? — Tsuyo estaba sorprendido, algo asustado pero sobre todo confundido ¿Principe... Del inframundo?

— No me mires con esa cara... Ah... Olvidada que Madre nos avisó que ustedes prácticamente no saben nada ni por que están aquí ni que harán y... Etcétera... — hablaba ignorando a las otras dos presentes — haré una explicación rápida, así que preste atención su majestad.

Lilith entonces se acercó y se puso a un metro de distancia del chico, que se tensó inmediatamente.

— Ara... ¿Te pongo nervioso? Tranquilo, no te haré daño... — sonrió de lado, con unos ojos burlones — Escúchame con atención. Madre Yggdrasil nos ordenó a mis hermanos y a mi ayudarla con su plan para "salvar a Codeworld". No nos dió los detalles, simplemente que los Malware... ¿ya sabes que son? — Tsuyo asintió levemente, dando a entender que si, pero poco — bueno, sabes lo básico. El caso, que los Malware se han vuelto una verdadera amenaza y deben ser detenidos. Nos dijo que había logrado salvar a chicos humanos de ser asesinados por los Malware y que ahora de ellos dependía todo. Los considera sus hijos adoptivos ahora, así que nos asignó cuidarlos y guiarlos.

Digitalizados | El virus de la muerte |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora