Episodio 32

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El clima era insoportable y probablemente mortal para humanos normales, pero Misti y Merrick se movían con bastante facilidad por el entorno. Su War Mode les permitía una regulación de la temperatura y una especie de casco casi invisible que los protegía de los gases pero de lo único de lo que no estaban exentos era de la lava, que podían observar descendiendo de los cráteres más grandes.

Llevaban ahí una semana y dos días, ya que el hermoso bote que los había llevado, no podía acercarse más debido a que las aguas eran ácidas cerca del volcán activo, así que no les quedó de otra más que confiar en sus trajes -que también tenían esa característica- y nadar varios kilometros en ácido. Por suerte Merrick nadaba muy bien y logró aguantar sin detenerse, pero Misti pidió varias pausas y llegó un poco después que él -lo bueno es que el mismo traje los ayudaba a flotar-.

Después, tardaron mucho en cruzar toda una zona llena de piedras volcánicas enormes y empinadas hasta poder llegar por fin a las faldas del volcán después de una semana de viaje y un día caminando. El tiempo restante lo habían usado para descansar y revisar el mapa, analizar el perimetro y localizar el punto exacto del templo con ayuda de un programa de ubicación que también les había dado Yggdrasil para agilizar la misión.

En ese momento, Misti cabeceaba de sueño sentada en una roca negra y Merrick comía su almuerzo y terminaba de crear la ruta que seguirían hacía arriba, ya que desgraciadamente, el templo se encontraba en la punta del enorme cerro con lava hirviente.

— Mis. — la llamó Merrick levantándose y sacudiéndole el hombro con delicadeza. — Duerme en el suelo un rato, no te preocupes, yo vigilaré, no creo que suceda nada.

— No podemos estar seguros... Además perdemos tiempo...

— Tienes un ojos cerrado y el otro entreabierto... Nadamos por una hora y media y caminamos un día entero, no te culpo por que aún hoy estés agotada. — murmuró el pelirrojo.

— Pero tu también lo estás, no es justo. — suspiró la castaña, enderezando la espalda.

— Nos podemos turnar. — propuso acariciandole el cabello. — Anda.

— Acabas de sonar como Dan... — murmuró la chica, levantando la cabeza para verlo a la cara. — Aún lejos de él, sigues proyectando sus enseñanzas.

— Es una mala influencia entonces. — se burló, causando una risita en la menor. — Duerme.

Ella terminó por aceptar y se acostó en el suelo rocoso de la cueva en la que estaban, usando la mochila de ropa que había sacado del inventario del D-Code como almohada. Él, por otro lado, se quedó viendo la entrada de la cueva con recelo, quería terminar eso y salir de ahí lo antes posible. El lugar era naturalmente peligroso y no tenía ninguna buena espina al respecto.

Miró de reojo a la chica de ojos almendra, y sonrió de lado. Por alguna razón se sentía responsable de ella. Tenía hermanos menores en casa y obviamente eso le había dado un cierto sentimiento de cuidado hacia los más pequeños.

Solo era un año de diferencia, pero Misti se veía muy pequeña y no solo de altura; sobre todo cuando tocaban el tema del entrenamiento, era como si ella se achicara y tuviera miedo.

No quería verla así, tenía la intensa necesidad de protegerla, no podía soportar que algo como lo que había sucedido con Tsuyo se repitiera. Sabía que Misti era poderosa y fuerte físicamente, pero algo le decía que no bajara la guardia.

Si lo hacía, podía arrepentirse.

Tres meses, una semana y dos días desde La llegada.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2021 ⏰

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