Episodio 27

50 7 7
                                    

Suspiró pesadamente.

Akira cepillaba el pelaje de Wannyamon con delicadeza, mientras observaban a través del ventanal del restaurante donde estaban. Podían ver los árboles que habían cerca de las casas moverse con brusquedad por el viento que azotaba esos días. Parecía venir de las montañas, al norte.

La jóven le contaba con calidez ciertas vivencias que había tenido en su mundo, que de alguna forma le hacía falta a pesar de ya saber que era un sistema de lo más corrupto. El pequeño digimon se interesaba mucho por el mundo donde habitaban sus nuevos amigos.

— ¿Entonces nunca más volviste a ver a ese humano? — preguntó la bola de pelos azul, tomándose el resto de la malteada de fresa.

— No... Ya casi se cumple un año... Pero esa persona es a quien quiero salvar... Su examen le llevo a Zona 1... No quiero que le manden a la guerra... — su voz sonaba triste, pérdida, pero también cierta nostalgia y algo de felicidad, hablar de su infancia le traía una dualidad de sentimientos única.

— Es muy amable de tu parte Aki. — sonrió Wannnyamon y la hizo imitar el gesto, sin poder evitar contagiarse su alegria.

Antes de poder abrir la boca otra vez, unas estruendosas sirenas empezaron a sonar.

No...

No. No. No.

La cobriza palideció inmediatamente y se levantó con el digimon en brazos, había dejado todo pagado de antelación así que no se preocupó por salir corriendo del lugar a toda prisa.

Levantó la cabeza para tratar de mirar por encima de los edificios lejanos y pudo divisar las luces rojas de emergencia brillando de forma estrepitosa en toda la muralla.

Solo había pasado medio mes... No estaban listos...

No, aunque pasara un año no estarían listos...

— ¡Aki! — gritó Luzbel encontrándose con ella en una intersección en cruz y siguieron hacia el norte.

— ¿En serio son Malware? — preguntó la menor tomando aire mientras corrían.

— No lo se... Misti y Valeria nos deben estar esperando en la entrada principal. — contestó sin más, volviendo al silencio casi absoluto, de no ser por sus respiraciones agitadas.

Continuaron con su carrera por la ciudad y casi llegando a la puerta, podían observar a los demás llegando al punto de encuentro desde distintas calles, probablemente algunos hasta habían venido desde lugares muy alejados.

— ¿Por qué... la alerta? — preguntó Merrick tomando grandes bocanadas de aire para recuperarse.

Misti y Valeria bajaron de la enorme muralla de un salto, ambas estaban haciendo vigilancia.

— Vimos una manada que venía desde el Bosque Verdad, no me sorprende, el clima está frío, pero imaginábamos que lo harían de noche... — suspiró la menor de todos, rascándose la cabeza. — Escuchen... Sabemos que faltaban dos semanas para acabar el entrenamiento, pero no tenemos de otra. Son aproximadamente cincuenta malwares y solo nosotras dos no podríamos...

— Por algo aceptamos hacer esto ¿no? — sonrió de lado Daniel, cruzándose de brazos. — Vamos a dar algunos buenos golpes.

Eso sacó una leve risa del resto, pero inmediatamente el ambiente volvió a tensarse.

— ¡Código activado!

Con sus Soldier mode ya activados y Wannyamon en la cima de la muralla para tener mejor visión y dar las instrucciones con el C-Code, todos salieron al exterior y se colocaron en una formación que reforzaba la defensa mientras algo intranquilos, oían un trote feroz venir desde el bosque que no estaba muy lejos.

Digitalizados | El virus de la muerte |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora