La mañana recién estaba comenzando. La primavera se asomaba con entusiasmo y curiosidad por los resquicios de las ventanas, siendo acompañada fielmente por los apacibles rayos del sol, que iluminaba con su singular brillo el interior de departamento, obsequiándole claridad a la temible oscuridad que se encargaba de reinar por las noches. Esa misma a la que tanto temor le tenía Yoongi, dificultándole el poder conciliar el sueño cuando la luna salía a cumplir su turno. Mas aquel miedo se disipaba al encontrarse acostado junto a su novio: el chico que lo protegía de todo lo que se ocultaba en la tenebrosa oscuridad.
Jeongguk aquel día se había despertado demasiado temprano sin ningún propósito. Quiso continuar durmiendo, abrazado a su algodoncito de azúcar, pero por más que intentara le resultó imposible volver a dormirse otra vez. Y sin bien estuvo media hora disfrutando del delicioso aroma que emanaba la piel de su chico, en cuanto se percató de que no podría conciliar el sueño de nuevo, con extremo cuidado de no despertar a Yoongi, se levantó de la cama, y se dirigió al baño.
Luego de desayunar un simple café con leche, se pasó la mitad de la mañana limpiando y ordenando el lugar en el que residía junto a su pareja, y cuando hubo acabado, se dispuso a realizar un informe que debía hacer para el trabajo. Estuvo enfocado en eso por un buen rato, hasta que su prioridad número uno en la vida apareció de pie en el umbral de la sala, encontrándose somnoliento. Su rostro adormilado anunciaba el hecho de que recién se había despertado de un profundo sueño.
Jeongguk lo recibió con la mejor de sus sonrisas, aunque se mantuvo en su lugar, sentado en torno a la mesa que allí había. Yoongi le devolvió la sonrisa, y sin vacilar se encaminó hacia él con pasos seguros. No tuvo ni una pizca de arrepentimiento, ni mucho menos de vergüenza, cuando se sentó sobre el regazo del ojiazul, interrumpiéndole en su trabajo. Lo hizo de costado, de modo que sus piernas quedaron situadas a un solo lado, perpendicular al cuerpo de Jeongguk. Su brazo derecho se desplazó por los hombros de éste, mientras que su mano izquierda viajó hasta llegar a una de las mejillas de su preciado novio, acariciándola. Lo miró a los ojos, sonriendo, observando en aquellos azulados orbes el universo entero, y entonces unió sus labios con los de él en un delicado beso.
-Buen día, Kookie -mencionó el pelinegro en un tono de voz bajo y relajado, poco después de haber dado por finalizado el beso.
-Buen día, amor -contestó Jeongguk con una grata sonrisa estampada en el rostro, sosteniéndole de la cintura con sus manos.
El azabache se sentía muy feliz y orgulloso de que Yoongi, siendo un chico de ojos verdes, de los más tímidos y menos atrevidos, se animara a tomar la iniciativa en situaciones como estas, sin siquiera pedir permiso y sin un rastro de titubeos. Le encantaba las nuevas actitudes que estaba teniendo con él, y solo con él, pero sin duda extrañaba un poco a ese Yoongi más inocente e inofensivo. Fuese como fuera, adoraba la audacia del chico, aunque por un lado no tanto, puesto que, además de transmitirle su más pura felicidad, debía contenerse y no pensar en algo relacionado con lo sexual si es que deseaba evitarse una erección por su parte. Sabía que el rizado lo hacía a propósito, aun y sin mencionarlo, sabía que él quería tener relaciones.
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En peligro de extinción
Fanfiction⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀[KOOKGI] ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀adaptación hecha ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀sin fines de lucro. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀TENGO PERMISO DE LA ⠀⠀⠀⠀⠀⠀AUTORA PARA REALIZAR ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ESTA ADAPTACIÓN. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀