En peligro de extinción

forty-one

Una fuerte ráfaga de temor impactó contra Yoongi cuando se paró justo enfrente de la imponente puerta de metal. Las cámaras lograban captar cuan inseguro se encontraba, pero solamente Hoseok podía verlo a través de ellas gracias a aquel programa que ya había utilizado antes.

—Si tienes miedo, no lo hagas —le dijo este en un intento de salvarlo del peligroso huracán en el que se iba a meter.

Pero Yoongi no podía dar marcha atrás. No cuando Jeongguk lo necesitaba. Respiró hondo. Reunió valor y coraje, atrayendo todos aquellos pensamientos positivos que tanto necesitaba en ese instante. Él era capaz de lograrlo, no debía olvidar eso.

—Tengo miedo, pero lo haré igual porque de eso se trata la valentía —habló derrochando pura seguridad en su tono de voz.

Y sin esperar más colocó el digito de números que correspondía en la pantalla táctil, de manera que ésta cedió, deslizándose a un lado.

—Pero la valentía es de los de ojos grises, eres un desubicado fomentando la rebeldía, ¿te das cuenta? —mencionó Hoseok a modo de burla.

—Es genial ir en contra del sistema y romper los estándares que este implementa en todos nosotros, ¿no lo crees? Es decir, ¿por qué desde niños ya se nos dice como debemos ser según nuestro color? Nos enseñan a ser de acuerdo a la supuesta personalidad que nos toco. Desde bebés nos tratan como quieren que seamos. Ni siquiera estoy seguro si en verdad el color de ojos define la personalidad o si el sistema lo hace.

Hoseok se quedó perplejo ante las palabras que escuchaba a través de su auricular. No se lo esperaba. Nunca había oído a alguien hablar en contra del sistema y menos de aquel modo.

—¿Nunca te has puesto a pensar en eso? ¿Y si en realidad es todo una mentira? ¿Y si en realidad somos así porque desde pequeños nos condicionan para ser como tal creyendo que somos así por nuestro color? ¿Y si nuestra personalidad no es predefinida? ¿Y si juegan con nuestras mentes, manipulándonos? Si lo piensas demasiado te das cuenta del gran engaño en el que estamos viviendo. ¿Diferenciados por el color de ojos? Yo pienso que cada quien debe ser como quiera sin el miedo de ser juzgado o tachado de inadaptado.

Sin palabras. Así había terminado el rubio. En ese mismo instante su mente estaba a punto de explotar por el bombardeo de suposiciones que le había arrojado Yoongi.

—Pero no estamos aquí para reflexionar sobre la vida. Vamos, desconecta la electricidad —le ordenó el ojiverde al percatarse de todo el tiempo que había perdido.

Hoseok, desconcertado con el asunto, trato de enfocarse en lo que debía hacer y alejar todos aquellos pensamientos que le carcomían la mente... Porque, en efecto, lo que su compañero decía podría llegar a tener sentido si lo analizaba bien. Pero no era el momento indicado para hacerlo.

El chico de orbes verdes consiguió atravesar con éxito el umbral, el cual volvió a activarse enseguida. Con su linterna encendida, empezó a bajar las escaleras que eran mecánicas, pero que sin la electricidad no funcionaban.