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La familia Cullen se encuentra tranquilamente en la sala escuchando la bella melodía que Edward toca para su chica.
La ninfa se encuentra relaja apoyada en el hombro del vampiro, mientras inconscientemente le transmite a toda la familia su misma paz y tranquilidad, relajando a todos, pero sobre todo al rubio rizado.
Todo estaba bien hasta que cierto aroma a perro mojado se hizo presente en el olfato de los vampiros haciendo que se coloquen alerta.
Edward dejo de tocar el piano repentinamente haciendo sacar de su burbuja a la ojiazul, quien lo mira confundida al respecto. Toma a la semi-ninfa de la mano y junto al resto de la familia vampírica salen a la parte trasera de la casa.
Un enorme loco marrón llama la atención de la muchacha, inmediatamente se da cuenta de que claramente no es un lobo normal y no puede evitar mirar aquel ser como algo sencillamente increíble.
-Hola Jacob- saluda el cobrizo al gran animal-
El lobo se esconde tras unos árboles y minutos después sale un chico con solo una pantaloneta, dejando a la vista sus abdominales bien marcados y el tatuaje de su tribu.
