6

1.2K 162 55
                                    

Mitsuki había aceptado con gusto que la chica se quedará, quería conocer a la chica de la cual tanto hablaba su hijo y Midoriya. Así que preparó dos toallas y una ropa que ya no le quedaba para la castaña.

—¡Ya llegamos! —gritó Bakugo desde la puerta.

Mitsuki al oirlo corrió rápidamente hacia abajo, no sin antes coger dos toallas para que los chicos se secaran un poco. Al ver a la chica lo primero que pensó fue que Katsuki era muy afortunado.

—Buenas noches, soy Ochako Uraraka, un gusto conocerla, señora Bakugo —dijo haciendo una reverencia.

—"Aparte de linda es educada" —pensó —El gusto es mío, soy Mitsuki Bakugo —dijo sonriendo

—Mitsuki es un lindo nombre —respondió sonriendole —"Debo agradarle a mi futura suegra" —pensó 

—Pero que hermosa chica. Ven, date un baño para que no te resfries —dijo llevándola hacia el segundo piso.

Por su parte, Bakugo subió a su cuarto para darse un baño, conocía a la castaña desde hace tres meses y ya se venía a quedar a dormir a su casa, ni Kirishima había llegado a tanto.

La cena se resumió en preguntas de Mitsuki hacia Ochako, conversaciones sobre la actualidad y demás. Al verlos a todos sentados, el chico pensó que Uraraka era como su padre y él como su madre, que ironía ¿no?

La mamá le había dado el cuarto de huéspedes a la castaña, pero ella no podia dormirae. Contó ovejas, pero nada, intentó cerrar por cinco minutos y tampoco funcionó.

Se preguntó que estaría haciendo el rubio ahora, así que sin pensarlo, salió silenciosamente del cuarto y se dirigió hacia el de Bakugo.

Al abrir la puerta se encontró con un Bakugo mirando hacia el techo como si fuera lo más interesante, parecia que él tampoco podía dormir.

Se acercó hacia el rubio, él al darse cuenta se sentó en la cama y se la quedó viendo.

—¿Tú tampoco puedes dormir, Bakugo-kun? —dijo sentandose a su lado

—No, tal parece que tú tampoco, cara redonda.

La chica miró hacia la ventana del balcón, se podían ver las estrellas. Se paró y abrió la ventana saliendo afuera, hacia frío, pero no le importaba.

—¡Hey, cara redonda! —se acercó a ella con una cobija en sus manos —Acá fuera hace demasiado frío —se sentó en la sillón que tenía afuera y se cubrió con la manta, la castaña se sentó a su lado y se arropó también.

—Bakugo, ¿Te gustan las estrellas?

—Sí, son hermosas... Como tú -el rubio no se había dado cuenta de lo que había dicho hasta que sintió la mirada de la ojicafe sobre él. Sé sonrojo, pero no sé retactro, ella ya lo había escuchado.

—Toda la vida viendo las estrellas y no te das cuenta de que quién brilla más eres tú, Bakugo-kun —dijo Ochako poniendo su cabeza en los hombros del rubio.

Él se sonrojo y la miró —Esa es una frase de tu cantante favorito ¿verdad? 

La chica soltó una risita, la había descubierto —¿Cómo sabes?

El chico volvió a ver hacia el cielo —Solo pasas hablando de sus músicas y que dice unas bonitas frases.

La chica lo miró sorprendida —Pensé que no me prestabas atención cuando lo decía.

—No lo hago.

—Bakugo ¿qué tipo de música te gusta? —dijo acomandose en su hombro, el chico se tensó al darse cuenta de que ella estaba recostada sobre él.

—De todo un poco, menos el K-pop.

—¿Por qué no? A mí me gusta —dijo la castaña empezando a cerrar sus ojos.

—Simplemente no me gusta y ya —la miró de reojo y se dio cuenta de que se estaba quedando dormida, así que se quedo en silencio para dejarla dormir.

—¿Tu dulce favorito? El mío es el mochi —dijo la castaña en voz baja por el sueño, el rubio pensó que ya se había dormido.

—No me gustan los dulces, prefiero lo picante.

Tal parece que tenían gustos diferentes, pero a la castaña no le importaba, le gustaba saber más de Bakugo.

—¿Color favorito? —preguntó con sus ojos cerrados.

—Creo que es demasiado obvio, el negro y el rojo.

—Rosa.

Después de eso hubo un silencio, el rubio supuso que la castaña ya se había dormido, la cargó estilo princesa y dudo si dejarla en el cuarto de huéspedes o hacerla dormir en su cama.

Al final la acostó en su cama y la arropó, iba a ir a dormir a la cama de huéspedes, pero la castaña aún dormida le agarró la mano.

—Cara redonda, sueltame —susurró intentando quitar la mano de la castaña.

Se detuvo y la miró, se veía tan hermosa durmiendo, tan delicada y frágil. Quizás Mina tenía razón, quizás él se había enamorado de la cara redonda.

Se acostó a su lado y la abrazó atrayendola hacia su pecho, ¿Una persona se podía enamorar en tres meses? Le parecía poco creíble, pero agradecía el hecho de que ella se haya acercada aquel dia en el bus.

Así, el rubio se quedó dormir abrazando a su amada. A la mañana siguiente, Mitsuki no había encontrado a Uraraka en el cuarto de huéspedes, pero al verla en el cuarto de su hijo rápida y silenciosamente buscó su teléfono y les tomó fotos en todos los ángulos posibles.

Sabía que algún día le podría mostrar esas fotos a sus futuros nietos, así que las guardaría como un tesoro. Bajó hacer el desayuno y le contó todo a su esposo, no cabía duda que el rubio estaba enamorado.

La chica del bus || Kacchako (Katsucha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora