6. ¿Por qué ahora?

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Julia

1 de mayo 2025

Era el momento de confesar lo que llevaba ocultando por cinco años. Era el momento de decirle a Sergio que compartíamos más que recuerdos, que teníamos una niña preciosa que estaba deseando conocer a su padre. Ana no sabía quién era, pero siempre que me preguntaba por su padre le contestaba lo mismo "Tu padre es un muy buen hombre al que quise mucho y a ti también te querrá con todo su corazón". De momento, estaba satisfecha con esa información y con las miles de anécdotas que le había contado. Pero en el fondo, yo sabía que mi hija necesitaba respuestas y no podía esperar mucho más.

- No, Julia. – dijo Sergio interrumpiendo mis pensamientos. – He venido aquí para decirte una cosa, yo ya no soy la persona a la que vienes a contarle tus problemas.

- Es importante. – insistí una vez más. Necesitaba decírselo.

- Nada de lo que puedas decirme me importa lo más mínimo.

Mi corazón se rompió por milésima vez en ese día. Conocía a Sergio lo suficiente como para saber que me estaba haciendo daño a consciencia. Me estaba apartando de su vida. Yo me lo merecía, pero Ana no. Sabía que Sergio estaba dolido, enfadado, pero sus ojos no podían engañarme: seguía importándole.

Aún no había podido procesar bien la imagen de los dedos de Alba entrelazados con los del hombre que yo tanto quería, con el brillante anillo que sabía que no podría borrar de mi mente en mucho tiempo. Sergio iba a casarse. Iba a rehacer su vida completamente. Iba a formar una familia. Porque Sergio ya no me quería. Y por mucho que la razón lo entendiera, mi corazón no pudo evitar encogerse.

- Me he acercado hasta aquí para decirte que necesito que te apartes de mí y de mi prometida. – dijo Sergio con dureza en la voz.

- ¿Qué? – pregunté sorprendida, sin entender nada.

- Llevo dos años intentando convencer a Alba de que te he superado completamente, pero ella siempre ha sido muy insegura y tu llegada no ayuda. Así que te pido que te alejes de nosotros. – siguió explicando, sin mirarme. – Aléjate. Es la única manera para que no me destroces la vida una vez más.

- Vivimos en el mismo pueblo, Sergio, va a ser imposible que no me volváis a ver.

- Vas a tener que esforzarte, entonces. Si Alba nos ve juntos...

- ¿Entonces eres tú el que no quiere verme o todo esto es porque te lo ha pedido Alba? – pregunté desafiante. No podía creer que tuviera que esconderme, apartarme, hacer todo lo posible para no cruzarme con ellos, solo porque Alba no se enfadara.

- Mi vida será más sencilla si tú no estás en ella. – dijo tajante y acto seguido, se levantó y sin mirarme, se dirigió hacia el interior de mi antiguo hogar.

Sabía que el día no iba a ser fácil, pero había sido mil veces peor de lo que podía llegarme a imaginar. Mi hermana me odiaba, Sergio estaba comprometido y no quería volver a cruzarse conmigo, y Anaju... Jamás podré olvidar sus ojos llenos de dolor. Dolor que yo había causado. En resumen, no me querían aquí. Mar tenía razón, era una celebración familiar y yo ya no formaba parte de dicha familia. Así que me tocaba irme. Una vez más.

Respiré profundamente un par de veces y me dirigí hasta la mesa en el jardín, donde estaban todos comiendo tranquilamente, riendo y pasándoselo en grande. Esas risas cesaron cuando se percataron de mi presencia.

- Creo que voy a irme ya. – dije intentando aparentar fortaleza, pero sin mucho éxito, pues la voz me salió en un hilo.

- No hace falta que te vayas, mi amor. – respondió mi padre levantándose.

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