Julia
13 de mayo
Besar a Sergio era la mejor sensación del mundo. Sentí que no importaba nada más, que nadie más existía, solo él y yo. Ahí fue cuando caí: cinco años atrás me fui para encontrar "mi sitio", pero no pude estar más equivocada. Mi sitio estaba aquí. Este pueblo, esta cala, estos labios. Lo que empezó como un beso suave y dulce, fue escalando a un beso apasionado y, por primera vez en cinco años, sentí fuego en mi interior. Y quería explorar esa sensación.
Pero Sergio no opinaba igual que yo, por eso se separó de repente, como si mis labios le hubiesen quemado.
- Mierda, mierda. – murmuró sin mirarme. – Esto ha sido un error, Julia.
Era incapaz de pronunciar palabra. Simplemente seguí buscando su mirada, pero sus ojos seguían clavados en la húmeda arena.
- Joder, voy a casarme dentro de pocos meses.
Noté un pinchazo en el corazón al oír sus palabras. Pero esa era la realidad. Sergio había rehecho su vida y yo solo era un estorbo en ella.
- Sergio, ¿es eso lo que realmente quieres? – me atreví a susurrar. Eso hizo que por fin me mirara a la cara y en sus ojos verdes, vi dolor.
- Lo que no quiero es que tú vuelvas a desordenar mi vida. – dijo, provocando que mis ojos se empezaran a humedecer. – Con Alba todo es más fácil, porque sé perfectamente lo que me espera con ella.
- ¿Peleas a diario?
- Seguramente sí. Pero ninguna pelea con ella me causará ni una milésima del dolor que puedes causarme tú.
Esas palabras se clavaron en mi mente por unos largos minutos, intentando averiguar qué sentía Sergio realmente. Ambos nos quedamos mirando las olas ir y venir, sin saber bien qué decir.
- Entonces, ¿volvemos a como estábamos el primer día? ¿Tú odiándome? – conseguí decir.
- Nunca te he odiado, Julia. Por mucho daño que me hicieras, nunca he sido ni seré capaz de odiarte. – no pude evitar esbozar una leve sonrisa y sentí como si me hubiesen quitado un peso de encima. Sergio no me odiaba, aunque quizá sí lo haría cuando se enterara que le había ocultado una hija durante cinco años.
- Has venido para quedarte, ¿verdad? – me preguntó volviéndome a mirar.
- Sí. Este es mi hogar. Aunque estas semanas hayan sido difíciles, me he sentido en paz solo mirando este mar que me trae tantos recuerdos.
- Si tú vas a quedarte, si tendremos que vernos por el pueblo, lo mejor sería intentar ser amigos. – dijo él, titubeando.
- ¿Amigos? Sergio, no hace ni diez minutos que nos estábamos enrollando. – respondí riendo, y él se unió a mi risa.
- Tienes razón, pero eso no puede volver a ocurrir.
- Por Alba. – recalqué yo. – Pero por lo que vi en el bar, ella no parece que vaya a estar de acuerdo en que tú y yo seamos amigos.
- Seguramente no, pero por suerte se ha ido de viaje por un par de semanas.
- ¿Por suerte? – pregunté extrañada. – Sergio, de verdad que no te entiendo. Te pregunté si la querías y me dijiste que no como me quisiste a mí, ahora te alegras de no ver a tu prometida por un par de semanas, y ¡me has besado dos veces en una semana! ¿Por qué coño sigues con Alba?
Elevé la voz en la última frase, pues me dejé llevar por mis sentimientos. No había vuelto al pueblo para volver con Sergio, sabía que no tenía ningún derecho. Pero eso no quitaba que seguía queriéndole como el primer día y verle así, tan resignado, me dolía.
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Volver a ti
RomanceJulia ¿Cómo os sentiríais si descubrierais que habéis estado toda la vida viviendo una gran mentira? ¿Y si hubiesen sido tus propios padres los que te habían engañado? Las personas en las que más confiaba, a las que admiraba... Ya no las reconocía y...