A veces el infierno no es un lugar, si no, una persona.
—¡No! Definitivamente no iré.
Eso debería haber dicho, porque de haber sido así, no estaría paralizada delante de mí armario pensando qué ponerme para esta noche, ni soportando las críticas de Padme sobre mi ropa. Tras revisar cada una de mis prendas, ambas llegamos a la conclusión de que tanto mi armario como mi vida, eran aburridos.
—Creo que acabaremos antes yendo a mi casa.
Asentí sin rechistar a la propuesta de Padme, y ambas con su coche nos dirigimos a su casa, que se encontraba a kilómetros de distancia de la mía. Ese era el mayor punto negativo de vivir en las afueras. Una vez en el coche, Padme puso nuestra playlist de viajes, pero no le dejé disfrutar mucho tiempo de las canciones pues la acribillé de nuevo a preguntas.
—Entonces, ¿quién diablos te ha invitado? —pregunté por quinta vez como bien paranoica que era.
Padme bufó profundamente y noté como apretó el volante con más fuerza, seguramente controlando sus impulsos de pegarme.
—Esta será la última vez que te lo repita —anunció—. Me llegó la invitación de un número privado, al parecer, como bien te he dicho antes —refunfuñó—. Es una fiesta privada.
Asentí lentamente.
—¡Entonces qué diablos pinto yo allí! —grité histérica.
Padme tomó mi histeria como si se tratase de algo gracioso, pues estalló en carcajadas y negó repetidas veces con la cabeza como si no tuviera remedio.
—Amiga. —Colocó su mano libre en mi hombro—. Siempre se puede llevar a amigas a esa clase de fiestas...
No entendí su doble mensaje, pero preferí no saberlo.
—Y tiene que ser en el Nótt, ¿Es que no hay peor sitio? —insistí en mi agonía interna.
Divisé como ella revoleó los ojos y como si estuviera tranquilizandose, tardó segundos en contestar.
—No lo sé Amara, tal vez es el mejor sitio para esta clase de fiestas.
Me crucé de brazos con la boca abierta y la interrogué con mi mirada.
—¿Has ido alguna vez? —pregunté juzgándola.
—¡No!, Claro que no —murmuró esto último.
—Es una mala idea ir —susurré mirando a través de mi ventana el pueblo.
—Amara, nunca hemos ido, tal vez son historietas las que siempre nos han contado —dijo sin estar convencida.
Podría ser verdad lo que ella decía, pero también las "historietas" de nuestros padres.
Vivíamos en Oak Falls, un pueblo frío del norte, rodeado del bosque llamado roble negro. Se trataba de un pueblo aislado de las grandes ciudades, Oak Falls contaba con poco más de cinco mil habitantes y con ellos las diferencias de clases. Existían tres tipos de personas; la gente como Padme, que se podían permitir lujos y vivir en el centro, la gente como yo, que debido a sus presupuestos tenía que irse a las afueras a vivir en apartamentos y la gente del peor barrio de Oak Falls, ya que eran gente miserable y peligrosa, de esa clase de personas que los padres te ahuyentan desde que eres bien pequeño. Pues precisamente nosotras, íbamos a prepararnos para ir a una fiesta del local más famoso por su peligro de Oak Falls: el Nótt.
No sé cuánto tiempo tardamos en decidir qué ponernos. Entre que Padme era la persona más indecisa de este planeta, y que yo necesitaba estar cómoda con sus faldas cortas, tardamos más de lo pensado. Al final después de quejarnos de todo, e insultarnos, acabamos listas a las dos horas. Padme llevaba puesto un vestido negro ceñido de tirantes, pero con tiras en la espalda que la dejaban descubierta, a conjunto llevaba unos tacones negros y accesorios dorados. Yo, sin embargo, escogí unos pantalones blancos que terminaban en campana, no eran ceñidos, pero resaltaban mis curvas, y a conjunto un body con tonos morados brillantes con escote de V, que pronunciaba el poco pecho que tenía para mostrar. Padme se encargó de maquillarme con tonos parecidos a mi outfit y me planchó el cabello. Ella no se hizo sombras, si no, que les dio protagonismo a sus labios carnosos pintándolos de un rojo pasión muy elegante, que combinaba a la perfección con su piel blanquecina y su cabello rubio.
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Adicción
FantasiDel latín addictĭo, la adicción es el hábito que domina la voluntad de una persona. Se trata de la dependencia a una sustancia, a una actividad o a una relación. En el caso de ella, ellos. Amara Copper nunca llegó a pensar que su vida cambiaría tota...