Cap 28

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-Claro, me agradaría –Sonreí un poco y comenzaba a sentir el calor que emanaba de la calefacción del coche ya encendida. Miré por la ventana del auto que comenzaba a empeñarse levemente, evitando que pudiese ver hacia afuera- En estas semanas me ha dado curiosidad… y quería preguntarte sobre tu familia… ¿Tienes?


Él se quedó en silencio unos momentos y después contesto- No, aún no la tengo. Pero hubo una persona especial hace mucho tiempo atrás.


-¿Quién era? -_______, debes dejar de ser tan curiosa- lo lamento, es que hay veces en que me gana la curiosidad y bueno…


-No te preocupes, para ser breve, la conocí en la facultad, nos “enamoramos” y le pedí que se casara conmigo. Nos casamos pero ella después de unos meses se arrepintió y nos divorciamos –Yo asentí mientras miraba hacia enfrente. ¿Quién se atrevería a hacer semejante cosa?- No quiero aburrirte con esto.


-No claro que no. No me aburres, es solo que me gustaría saber un poco más sobre mi doctor favorito –Sonreí un poco y de pronto la lluvia no se hizo esperar. El silencio se llenó de música relajante y también del sonido de las gotas golpear fuertemente el techo del auto-.


-Te lo dije –Susurró Adam sonriente-.


Solo solté una risita. El camino hacia la cafetería fue corto, las canciones que tenía en su reproductor, ¡gracias a Dios!, no solo eran de jazz y clásicas, la mayoría que él tenía, yo también las tenía en el mío. Ya sabrán cómo íbamos en el auto. Yo me aloqué y canté fuertemente, al igual que lo hizo él. ¡Fue tan divertido! Hace tiempo que no me divertía así. En realidad, nunca hice algo parecido al lado de Justin.

Cuando estuvimos allí, me disponía a bajar cuando él me detuvo amablemente y se bajó, sin importarle el frío y la lluvia. Regresó al auto con la nariz roja y sus dientes emitían un sonido constante. Admito que me dio risa.

-Un Capuchino para usted, bella dama… y un café semi-descremado para éste ogro –Me sonrió dulcemente y levantó lentamente el vaso de café- Brindo por ésta hermosa mujer, la cual accedió a que le comprara un delicioso café. Espero que le guste, My Lady –Choqué lentamente mi vaso contra el suyo y lo bebí cuidadosamente mientras él no despegaba la vista de mí. Solo desvié la mirada hacia la ventana y sin darme cuenta, bebí rápidamente el café y me quemé la lengua. Hice una mueca y él rió- Ten cuidado _______. Esa lengua puede servir para muchas cosas… -En realidad no entendí pero bueno. No importaba-.


-Claro. Y, ¿a dónde iremos ahora? –Adam había encendido el auto, se volvió hacia mí y me guiñó el ojo-.


-Ya verás –Bien, al menos servía que me llevara a otra parte para evitar decir mi dirección-.


Las ventanas del auto se desempañaron después de un rato y así podía admirar las calles de la ciudad inundarse rápidamente, mientras cantaba junto con Adam las canciones que se reproducían al paso de los minutos. Me la pasaba excelente junto a él. Me gustaría que éste día no planeado… no terminara.


-_______, sé que cumpliste años hace dos meses –Yo lo miré raro. ¿Cómo supo lo de mi cumpleaños si durante esas fechas el doctor Larry aún seguía atendiéndome?- No me mires así –Suplicó- Hace unos meses leí la información que tenía el doctor Larry en su escritorio. Me interesó mucho el tuyo y, ¡qué casualidad que yo haya sido tu doctor! ¿No crees? Bueno el punto es que memoricé tu fecha de nacimiento y hace unas semanas preparé tu regalo. Estuve esperando la ocasión -¿Un segundo regalo? ¡Genial!- Espero que te guste –Nos detuvimos enfrente de una pequeña florería. Adam tomó un paraguas enorme del asiento trasero y salió del auto, lo rodeó, abrió el paraguas y después mi puerta. Estiró su mano hacia mí y yo la tomé despreocupada. El frío se hizo rápidamente presente en mi cuerpo y sentí un leve escalofrío. Él me tomó de la cintura con una mano y caminamos hasta la puerta de la florería-.


-Está cerrado Adam –Miré el pequeño letrero fosforescente con letras negras enormes que decían CERRADO. Él sonrió divertido y golpeó la puerta dos veces. Las luces del pequeño local se prendieron rápidamente y apareció un señor de baja estatura, regordete y rojizo. Adam le hizo una señal con la mano y él asintió. Rebuscó varias veces en las pequeñas bolsas de su mantel verde, hasta que dentro de pocos segundos sacó un par de llaves y abrió la puerta de vidrio que se encontraba enfrente de nosotros-.


-Ahora está abierto, solo para nosotros, claro –Susurró en mi oído y me dio un leve empujó para que entrara. Él colocó el paraguas a un costado de la puerta y se dirigió al señor- Peter, ¿Está todo listo?


-Claro que sí Adam, pasen los dos por aquí –Él señor me miró sonriente y yo no pude evitar una sonrisa en mi rostro. Adam me tomó de la mano y yo lo seguí. Caminábamos en la obscuridad y en verdad no podía ver nada, pero al parecer Adam sí podía. A un par de metros pude visualizar unas lucecitas que se movían de un lado a otro, de color verde. Me imagino que saldríamos a la parte trasera del local. Adam se detuvo unos momentos, se volvió a mí para rodearme y taparme los ojos con sus manos- Tranquila, ya llegamos –Caminé unos segundos hacia enfrente y cuando hizo que me detuviera, deslizó sus manos y así pude mirar lo que me había preparado. Era un jardín enorme, lleno de flores de todos colores y la verdad es que olía delicioso. Había un pequeño caminito de piedras que daba hacia un enorme árbol, del cual, colgaban miles de florecitas pequeñas de color rosa. Las luces de color verde que había visto eran pequeñas luciérnagas que volaban de allá para acá. Era tan hermoso. Adam me volvió a tomar de la mano y yo lo seguí de nuevo. Mientras más nos acercábamos vi que debajo del gran árbol estaba puesta una mesita con unas cuantas velas alrededor, platillos de vidrio y una botella de champagne. Espero no haber cometido un error al aceptar venir con él. Adam retiró un poco la silla en la estaba por sentarme, lo hice y él tomó su asiento enfrente de mí-.

Embarazada de un Angel -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora