Cap 29

91 3 0
                                    

-Es… hermoso Adam. Hermoso –Volví a repetir. La verdad es que el lugar estaba dentro de una… una… a mi parecer era una casita transparente- Vaya, hace calor aquí –Desabroché los botones negros de mi abrigo y me lo saqué lentamente-.


-Bueno, ¿quieres saber por qué hace calor? –Lo miré y asentí energéticamente. Él se quitaba su chamarra de cuero negro que a su vez, le quedaba perfectamente bien- Esto es un pequeño invernadero, aquí, Peter, cultiva las más hermosas flores y es excelente porque así las mantiene a una temperatura prácticamente normal. Es decir, podemos estar a 10 u 8 grados allá afuera, y aquí dentro estamos a 25 o casi 30 grados. ¿No es genial? La parte que más me encantó de esto… es lo que se ve allá arriba –Nos miramos unos momentos y me guiñó el ojo. Volví mi mirada hacia el techo, el cual, en vez de que fuera igual que las paredes del invernadero, era completamente transparente, se podía observar las gotas de lluvia golpear el techo para después resbalar. Lo que era una lluvia agresiva se volvió una ligera llovizna. El cielo se había convertido en una enorme masa obscura azulada en la que se veían pequeños puntitos blancos, las estrellas, se veían hermosas y sobretodo la luna, su luz iluminaba cada parte del pequeño invernadero y hacía que le diera un toque especial- ¿Te gusta? –La voz de Adam me sacó de esos hermosos pensamientos y después lo miré-.


-Claro que sí. Nunca vi algo igual –Sonreí felizmente-.


-¿Nunca? ¡Genial! Para todo, siempre hay una primera vez –Todo quedó en silencio de nuevo y aún nos mirábamos. Quería apartar mi vista pero no podía hacerlo. Él… él me miraba con tanto… tanto… sentimiento. Sentía una sensación extraña de acercarme a él y caer en sus brazos. Por una parte todo esto estaba mal… y por otra… quería hacerlo. No sabía por qué camino irme. No sabía nada- Espero que te guste la cena, la cociné yo mismo. Bueno, con ayuda de mi hermano –Sonrió y se puso de pie- Ahora vuelvo –Caminó por un lugar diferente de por donde habíamos venido. Lo seguí con mi vista y él, antes de entrar de nuevo al lugar, me miró y agito su mano de un lado a otro. Era divertido. Mi vista se quedó en la puerta por la que entró. Esto era raro, ¿cómo es que tendría todo preparado, si yo no tenía planes de venir? Esa pregunta la dejaría para después. Mi estómago estaba comenzando a gruñir lentamente y creo que era hora de comer algo, aparte de que Drew pateaba mi vientre constantemente. Volví mi mirada hacia la puerta por la que Adam se había ido y de pronto salió de ahí a pasos torpes y detrás de él un chico alto que traía una enorme charola en la mano. Su tez era blanca, tenía cabello rizado y vestía un delantal lleno de harina y otros ingredientes- Ella es de la que tanto te hablé –Escuché decir a Adam en un “susurro” para el chico que venía con él- _______, él es mi hermano Paul. Paul, ella es _______ -Paul me miró por unos segundos desconcertado y después sonrió levemente- Bienvenida –Dijo con voz casi cortada-.

Un nuevo integrante en la familia


-… y luego le dije, hago postres, no doy respiración boca a boca a pájaros –Al principio, Paul parecía tímido y serio. Pero el final, resultó ser una gran persona. La verdad a Adam y a mí no nos importó su presencia, tuvimos de todo un poco en aquella deliciosa cena, la cual, la mayoría fue hecha por Paul y una que otra parte por Adam. Contaba grandiosas anécdotas sobre varios de sus viajes, como a Roma, París, Canadá, Etiopía, Israel, y la más graciosa de todas fue en su viaje a África. Tantos lugares en solo dos meses, era increíble- La verdad es que fue algo sorprendente, lástima que no estuviste allí Adam –Paul dejó caer su mano en el hombro de Adam y sonrió-.


-Pues sí, lástima. Pero sabes que no puedo andar de allá para acá, así como tú. Tengo trabajo y eso es algo que me gusta hacer –Rápidamente volvió su mirada a mí y sonrió-.


-¡Oh, por poco y se me olvidaba! –Paul salió corriendo de allí hacia la puerta por la que había salido, dejándonos solos a Adam y a mí. Él tomó el asiento de Paul, el cual estaba al lado derecho de la mesa y me miró unos instantes-.


-Son tan impresionantes las aventuras de ha tenido Paul éstos últimos meses, en realidad me encantaría poder viajar al igual que él y conocer más culturas y las raíces de las personas y… -Tratando de llenar el vacío que se había producido en aquel hermoso ambiente, todo había sido en vano. Adam se acercó tanto a mí que rozó mis labios delicadamente y mencionó unas cuantas palabras que no logré entender. Me plantó un beso dulce y tierno que yo no correspondí. Aún estaba en shock, tratando de asimilar lo que estaba pasando. Cerré mis ojos fuertemente y sentí rápidamente de nuevo sus labios en mí, creo que se había retirado para ver mi expresión. Esta vez, le respondí. Era tan diferente, tan… distinto, nada comparado con el calor y la esencia de…. Nicholas.

Abrí de golpe mis ojos y lo vi ahí, vi al hombre equivocado. Estaba besando a alguien que no era Justin, mi Justin. Me separé bruscamente de aquellos labios que me hacían recordar vagamente los de mi ángel. No, no le pagaría con la misma moneda a él, no lo haría. Sus ojos brillaban tenuemente bajo la luz de la luna y de unas cuantas velas alrededor-.


-Adam, yo…


-Si esperaba unos momentos más, esto se abría quemado –Paul venía hacia nosotros, aún sin darse cuenta ni sentir la tensión en ese lugar, en ese momento. Dejó una charolita con unos cuantos postres en ella y suspiró- ¿En qué estábamos? –Miró a Adam en el sitio en el que estaba él y bufó- Ya entiendo. En fin, un gusto conocerte _______, espero que te haya gustado la cena. Con su permiso- Se volvió a ir por aquella puerta de la que vino y no sabía que hacer-.


-Lo lamento, me dejé llevar por el momento –Adam bajó su mirada y suspiró- Perdóname, enserio, fui un tonto _______ -Tomó mis manos delicadamente y las miró-.


-Fui yo la tonta. Nunca debí aceptar esto Adam. Esto es un error. Tengo que irme, lo siento –Me puse de pie cuidadosamente y solté sus manos de las mías. Tomé el abrigo de mi asiento y me lo coloqué. Él aún seguía inmóvil y no dijo palabra alguna, me dirigí hacia la gran puerta por la que habíamos entrado y volteé. Seguía en la misma posición-.


Mi historia:
((Adam))


-Esto no está funcionando. Cada vez vamos de mal en peor, Joseph –Nunca se había pasado por mi mente que algún día, Demetria diría semejantes cosas- Será mejor que nos separemos.


-¿Pero, de qué hablas? –Hace solo seis meses que prometí y juré dar mi vida por ella. Amarla hasta la que la muerte nos separase y… se esfumó todo- ¿Cuál es el problema, Demetria? –Ella frunció el ceño y posó sus manos en su cintura-.


-¡Sabes que no me gusta que me llamen así! ¡Maldición! Ya no lo soporto Joseph. Me largo de aquí, de ésta casa, de la ciudad, de TÚ vida –Esas palabras me habían helado el alma. ¿Qué estaba pasando?-.


-¿Qué cosas dices mujer? ¿No estás conforme con todo lo que te doy? ¿No llenas con todos los malditos lujos que me pides? –Ella solo negó con la cabeza y apretó sus labios fuertemente-.


-No entiendes Joseph. Me voy con otro hombre… -Me quedé atónito-.


-Vaya, ahora entiendo. Así que ya no te satisfago sexualmente. ¿Eso es por lo que te vas? ¿El otro la tiene más grande que yo o es solo que eres una… -Me interrumpió dándome una gran bofetada en el rostro-.


-¡Tú nunca tienes tiempo para mí! Siempre estás en el maldito hospital atendiendo a otras estú/pidas y para mí no tienes ni un minuto… y en las noches estás tan casado que no puedes ni siquiera mirar lo mucho que me arreglé para ti Joseph. Nunca viste mi esfuerzo por hacer que esto no se derrumbara. Ahora te quedas solo, ya tengo a alguien que puede complacerme de mil maneras en las que tu ni te imaginas. Sabes, ésto es un error –Fueron las últimas palabras que escuché salir de su boca y se marchó sin más que decir-.


Miraba el techo color blanco de la pequeña habitación del hospital. Desde aquella vez, no he dejado de pensar en lo que pasó. Aún no lo puedo creer, pensar que era todo para mí y en un abrir y cerrar de ojos la perdí para siempre. Maldita bruja.


-¿Disculpe? ¿Usted es el Doctor... –Sacó una hojita de su bolsillo trasero, muy arrugada y la abrió rápidamente- J. Adam? –Era una chica de estatura mediana, cabello castaño y ondulado; su piel tenía un color amarillo, casi blanco y tenía unos ojos divinos-.


-Sí, soy yo. Pasa _______.

Embarazada de un Angel -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora