Recuerdo que estaba nerviosa. Muy nerviosa, si tenía que ser honesta. Yo no era de acero, no en comparación a las personas que estaban al lado mío, los que iban a hacer lo mismo que yo. Tenía miedo y ganas de gritar porque yo no era capaz de matar ni siquiera una mosca. En un vano intento de apagar mis pensamientos encendí un porro y exhale el humo; tenía un sabor de anticipo a la muerte, aunque era muy probable que sólo fuese la influencia de mi inseguridad.La gente empezaba a llegar y la casa de Cárter Sykes se llenaba poco a poco, tanto de desconocidos como de conocidos, en general, los típicos que llegaban a nuestras caóticas fiestas. Traían alcohol por montones, desde barriles de cerveza hasta tequila en botellas, drogas de todos los tipos y calibres y, lo último pero no por eso menos importante, unas ganas irremediables de olvidar y destrozarse a sí mismos. Todos elementos sin los cuales la atrocidad que llevaríamos a cabo no sería realizable. Una parte de mí quería sonreír y la otra la tildaba de macabra.
Encendí un tabaco de caramelo al mirar desde la especie de balcón al que daban las escaleras por ambos lados como la gente entraba por la puerta doble, exhalando el humo hacia arriba y observando cómo este se entrelazaba con las patas del candelabro. Mis pensamientos volaban en cualquier lugar junto con lo que salía de mi boca y se perdía en la multitud, ahí estaba yo, intentando no tomar consciencia de que debajo de mi estaba colgado el cartel que titulaba el nombre temático de la fiesta de halloween: "El juego del asesino"
Me sacó de mis cavilaciones la chica que haría los horrores para los que yo no tenía agallas: Lilith. Su traje era algo más que esperable: estaba vestida con un traje de látex negro ajustadísimo con escote, un antifaz y orejas y cola de gato. Era eso o dominatrix y el segundo sonaba más a la ropa que usaba todos los días pero en versión +18 porque, como dijeron en Mean Girls en su momento, Halloween es la festividad para que te puedas vestir exageradamente provocativo y que nadie te diga nada al respecto. A mi parecer, nadie debería ser juzgado por cómo viste, pero bueno, vivimos en una sociedad machista y asquerosa.
—Recuerda que tienes que estar en tus seis sentidos para las doce —su voz sonaba tan determinada que me erizó la piel y me dio escalofríos—. No quiero errores, no queremos errores.
—No soy una niña para que me des órdenes de mierda —aunque quería mostrar determinación, mi voz flaqueó de inseguridad—. Para esa hora no voy a tener los ojos rojos y Crystal va a estar tan ebria que no va a recordar ni su puto nombre.
Intenté sonar como siempre y sonreir, juro que lo intenté. Pero la ansiedad me consumía y sentía como si ácido me estuviese corroyendo el pecho, tiritaba y no tenía frío. De no ser por la costumbre de evitarlo, ya estaría llorando y, esta vez, no podía borrar todas esas sensaciones con sustancias.
—Siempre has sido buena para llevar a las personas a sus límites, cariño —su mirada se suavizó en mi y me acarició el pelo con parsimonia, llevándome un mechón detrás de la oreja—. Te queda mejor el rostro despejado, te ves más como tú. A propósito, ¿Un disfraz de Yuno Gasai? Muy acorde a la situación.
—Siempre he sido buena para cuidar de mi gente y eso no es lo que vamos a hacer hoy. —le regalé una sonrisa que escondía gratitud por el cobijo que me daba con cada actitud maternal. Eso era algo que jamás podría pagarle.
—A veces cuidar a tu familia requiere ciertos sacrificios.
Bebió de su vaso un trago largo pero desganado y se levantó del barandal, dándome un último guiño y procediendo a bajar por las escaleras y mezclarse entre la gente.
Me terminé el vicio y procedí a cumplir con mi cometido. Ajusté mi peinado y arreglé mi falda y mis calcetas altas, para que después no me estuviese preocupando de ello. Ahora que lo pensaba, disfrazarme de la reina de las locas de la animación japonesa para esta ocasión era cumplir con un siniestro código de vestimenta.
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BASTARDXS
Mystery / Thriller¿Alguna vez has visto a esos adolescentes sin vida que beben en las plazas, están fumando cada vez que los ves y transitan por la vida sin importarles su futuro? Bueno, esos somos nosotros. Podrían catalogarnos de patéticos, de perdedores y de vago...