10: Resaca Moral

21 4 2
                                        

No había dormido en toda la noche y, sin embargo, no tenía nada de sueño. Estaba tirada en el pasto mirando cómo amanecía fumando un liado de marihuana que se me hizo corto y melancólico, al igual que los infinitos anteriores que me habían acompañado esa noche. Ya no traía mi cosplay y vestía una de las camisetas de Carter y unos pantalones deportivos que usaba de pijama. No me había molestado ni en sacarme el maquillaje de la noche anterior ni en por lo menos lavarme la cara para borrar los rastros de lágrimas que habían trazado en mi piel cicatrices latentes. No sabía que estaba sintiendo, no entendía qué me había pasado anoche en el sótano ni tampoco mi estado actual. Unas horas atrás lo sentía todo tan claro y ahora sólo veía figuras borrosas y pensamientos inconexos, a pesar de que no me había destrozado con alcohol como había prometido.

Aún recordaba el rojo vivo de la sangre de quien había considerado mi familia en la mejilla de Lilith, como si lo tuviese tatuado en mi retina. En las horas que siguieron a los asesinatos, había repetido una y otra vez la noche, intentando justificar en mi conciencia lo que habíamos hecho a sangre fría. Mis manos dejaron de ser pálidas a carmesí, por más que la que había usado el cuchillo no había sido yo. Pero no podía arrepentirme ahora, este era el sacrificio a pagar por el amor, por la justicia, por la familia...

Las nubes del amanecer pasaban arriba mío y solo veía un mismo crimen en cada figura, perdiéndome por horas y encontrándome por segundos, pintada del dolor de la pérdida con tintas de traición. Esta había sido mi decisión, así es como sería mi vida de ahora en adelante y ardería lentamente hasta morir en vida en ella, si es que no lo había hecho ya. Dolía, pero no había vuelta atrás, el cuadro de Sibyl se había pervertido tal cual como el de Dorian.


...


Quise levantarme en numerosas ocasiones y no pude, hasta que un alarido inyectó a mi torrente sanguíneo la adrenalina suficiente como para levantarme y correr a la casa, encontrándome con imaginarias cintas de peligro mientras me abría paso por la basura y subía las escaleras. Ya sabía lo que vería, sin embargo el sentimiento de shock me paró en seco igual.

La imagen de Crystal tiritando, con lágrimas en los ojos y líquido rojo en su cuerpo que no le pertenecía, apoyada en la pared en frente a la puerta abierta de la habitación en donde había dormido y yacía el cuerpo sin vida de Jamie Bush. Le escuchaba gritar, pero no movía sus labios. Me miró y las palabras no salieron de mi boca, como si de un segundo a otro me hubiesen cortado las cuerdas vocales. La chica que ya no era nada para mí, habló:

—¿Qué hice, Sibyl? —no le respondí pero tuve el impulso de decirle que, la verdad, nada, excepto traicionarnos. Se levantó y se acercó a mí, a lo que retrocedí, aún así no logrando escapar de que me tomara de los hombros y me comenzara a zamarrear con fuerza, a lo que rompí en lágrimas—. Dime que no es cierto, ¡Dime que no lo maté!

Solo atiné a seguir viéndola mientras lloraba descontroladamente, no pudiendo hacer nada más ni aunque quisiera. Aún cuando me empujó con fuerza y caí de espaldas, no le quité los ojos de encima. Se sentó y se agarró el cabello, tirándolo y golpeándose la cabeza, como si no soportara lo que sentía. El ruido de alguien desgarrándose a llantos la garganta no se iba.

No sé cuánto tiempo pasó mientras la miraba, ni tampoco cuándo fue que unos brazos me tomaron y me llevaron lejos. Sólo sé que en algún momento perdí el conocimiento y por fin los gritos desaparecieron. Más tarde me dijeron que habían sido míos.


...


No sabía qué hora era pero ya estaba oscuro, había un frío calador que me había despertado y Lilith estaba a mi lado fumando un cigarrillo, podía notar que no había dormido; tenía el pelo enmarañado y ya no lucía como sacado de Hollywood, quedaban sólo restos de su maquillaje y vestía sólo con una camiseta de tirantes y ropa interior, completamente diferente a cómo se mostraba siempre. La iluminaba una luz cálida pero tenue que enmarcaba aún más sus rasgos demacrados. Me di cuenta de que estábamos en la cama de su habitación y que, en algún momento mientras estaba inconsciente, nos habíamos ido de la casa de Carter.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 22, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BASTARDXSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora