Capítulo Catorce

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— Encantado de conocerte, Cleopatra

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— Encantado de conocerte, Cleopatra. —Dijo Matteo, extendiendo su mano. Ella se quedó inmovil durante unos pocos segundos, inspeccionando todo de él, se había dado cuenta que esa voz la conocía de algún lado.

— Igualmente. —Respondió ella, cuando pudo reaccionar, estrechando su mano con firmeza. El contacto de sus manos pareció durar más de lo necesario, creando una tensión palpable en el aire. Cleopatra sintió un escalofrío recorrer su espalda, y al parecer Matteo se dio cuenta de ello, debido a que se formó una sonrisa un tanto coqueta en su rostro.

— Así que tu nombre es Cleopatra, pensé que sólo eras la chica muy observadora que no me quitaba el ojo de encima. —Dijo con un tono que logró hipnotizarla, esperando que Don Pedro no lo escuche, y haciendo que ella se quede sin palabras— ¿Cuántos años tienes?

— Diecinueve, así que ilegal no soy. —Le responde, él niega con la cabeza y ríe.

— No eres ilegal, pero sí bastante pequeña para mí. —Le dice rompiendo sus ilusiones—. ¿Has practicado tiro deportivo antes? —Preguntó Matteo, pero sin apartar la mirada.

— No, es mi primera vez. —Respondió Cleopatra, sintiendo que su voz temblaba ligeramente. Había algo en la presencia de Matteo que la desarmaba.

— No te preocupes, estarás en buenas manos.

Matteo comenzó a explicarle los fundamentos del tiro deportivo, pero Cleopatra apenas podía concentrarse en sus palabras. Su mente estaba ocupada tratando de descifrar el misterio que parecía envolver a Matteo. Cleopatra empieza a practicar y le falla a la mayoría de los tiros. Delante de ella había una especie de cartón, parecido al que es usado en el cuartel de policías, el cual tiene distintos puntos marcados y otras cosas.

— No estuvo tan mal, déjame ayudarte. —Dijo Matteo, colocándose detrás de ella para ajustar su postura. Cleopatra sintió el calor de su cuerpo y el suave roce de sus manos mientras él la guiaba—. Escúchame, ahora tienes que intentar no mover mucho el arma y le darás justo en el corazón. —Se coloca detrás de ella y la ayuda a ponerse en una mejor posición—. Permiso, —pide y ella asiente repetidas veces sin enfocarse en nada—. separa un poco más las piernas, el pie que está del lado del arma ponlo un poco más atrás y el otro muevelo para adelante, —Acomoda sus piernas ayudándose con una de las suyas— ahora sube un poco más el arma, concéntrate en tu objetivo y dispara. —Le dice y Cleopatra se queda inmovil, no dispara, no se mueve, casi ni respira—. Sé que yo te pongo nerviosa, hermosa, pero vienes a aprender sobre esto, así que necesito ver que eres capaz de mejorar tu puntería. Olvida todo, hasta que estoy detrás tuyo, y dispara.

Ella tomó una respiración profunda y disparó. El sonido del disparo resonó en la sala, y Cleopatra se sorprendió al ver que había acertado en el blanco.

— Así está mejor. —Susurró Matteo cerca de su oído, su voz enviando un escalofrío por la columna de Cleopatra.

— ¡Lo logré! —exclamó, girándose para mirar a Matteo con una sonrisa de triunfo.

Un Año Problemático [Publicando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora