19

68 5 1
                                    

Pov's Tony


Con torpes pisadas avanzaba por una de las tanta calles, al enfocar mi vista al final del lúgubre camino solo encontré una oscuridad infinita. No encontré el principio ni el final de aquel abismo, parecía que en cualquier momento podría arrastrarme a la profundidad de su dominio.

Lo último que recuerdo es ver la calle repleta de autos, la única opción que tenía fue estacionar mi automóvil unas cuadras lejos del bar. Mi ahora mareada y adormilada mente le costaba pensar con claridad, debí llamar a happy, en este momento me encontraría en camino al complejo.

Me las arregle para llegar al complejo, estacione el automóvil, si es que se podría llamar estacionar el dejarlo a mitad del estacionamiento.

Presioné el botón para llamar al elevador, al abrirse las puertas me adentre en el.

— Viernes querida, al último piso por favor- las luz del elevador me cegaba, cerré mis ojos, con mi mano formando casi un puño me frote los ojos.

— ¿El piso tres?- mire al techo del elevador sin entender, cómo si el mirar aquel punto encontrará la respuesta.

— ¿Piso tres?- pregunté al aire, no tenía idea de que piso era.

Mire sorprendió las puertas del elevador, recordando vagamente de que piso se trataba.

— El piso tres negativo- o como lo llame en ese momento menos tres. No tenía imaginación en ese momento para darle un mejor nombré.

— Señor... En su estado será mejor que descanse- fue evidente el cambió de tema, pero en ese momento tenía una lucha interna.

— No, quiero ir- hablé sin pensar, cuando mi mente procesaba la oración, mis labios ya la habían pronunciado-. Yo... quiero... A pasado tiempo desde que no vengo aquí.

— No sería prudente en su estado señor.- insistió.

— Solo serán unos minutos querida... No te preocupes.

Al llegar al piso las puertas de elevador se abrieron, al dar el primera pasó en el lugar las luces se encendieron.

En el escritorio posaban cuadernos, algunas hojas y lápices. Me aproxime, al estar enfrente rose con mi mano los cuadernos y hojas con delicadeza, como si al tocarlos del todo podrían desmoronarse. La curiosidad de saber el contenido de cada objeto frente a mis ojos me carcomía, al mismo tiempo me aterraba la idea de averiguarlo, ya que si no encontraba lo que esperaba, no deseaba sentir aquel sentimiento de desilusión.

Di media vuelta sobre mis talones y vi los sofás, estaban en el mismo lugar que recordaba, la diferencia es que ahora solo estaban acumulando polvo.

Podría jurar que en ese momento veía a Steve sentado en uno de ellos concentrado dibujando, era tan real que me acerqué casi corriendo a él, aproxime la palma de mi mano a su rostro, quería, deseaba poder tocarlo y sentir aquel cálido calor de su mejilla. Al estar a milímetros desapareció con extravió, cómo... Mi brazo se quedó congelado, quería moverme pero algo invisible me impedía realizar cualquier movimiento. Después de unos minutos coloque mi mano aún costado de mí.

Caminé hacia atrás un par de pasos, sintiendo que si realizaba un movimiento brusco, todo a mi alrededor se caería a pedazos.

Camine aún con aquella sensación al segundo cuarto, se encontraba el mini  bar, con algunas botellas abiertas, la mayoría aún cerradas. Al estar atrás de la barra que dividía la pared donde cada botella estaba en su exclusivo espació del resto del lugar.

Tome una botella a ciegas, con mi otra mano desocupada escogí un vaso de vidrio, serví el contenido de la botella en el vaso, al estar lleno cerré la botella y la regresé a su respectivo lugar.

Regrese al cuarto principal, nuevamente me encontraba de frente al escritorio, lleve el vaso a mis labios, tomé un gran tragó, al sentir el sabor en mis papilas gustativas fruncí el ceño, no pensé en el echo que aquellas botellas tenían años añejandose , era obvio el echo que tenían considerablemente un sabor intenso y un porcentaje de alcohol aún más alto de lo normal.

Sonreí al recordar que después de que le obsequiará este pequeño lugar desaparecía constantemente para venir a dibujar aquí. En los momentos en qué los miembros de la familia me preguntaban después de buscarlo por todo el complejo, si en algún momento lo ví. Fueron en varias ocasiones, con esos pequeños detalles me di cuenta que nadie sabía de aquel lugar, me hacía sentir eufórico el echo de que lo conservaba para él.

Al ver qué Steve no le contó a nadie de ello, y que yo no debería ya que era su decisión el hacerlo o no; antes de que ellos comenzaran a llamarlo por le comunicador le pedía a viernes que le comunicara el que los demás integrantes de la familia lo buscaban. En el momento en que lo veían se acercaban a él para hacerle preguntas sobre "dónde estaba, por qué no dejo una nota o le comento a alguien donde estaría", él solo respondía "salí a caminar" o " fui a conducir en mi moto".

Me gustaba aquella sensación de que Steve y yo compartíamos ese pequeño secreto, el echo de que teníamos algo privado, ninguno de los dos queríamos compartir aquello que teníamos, era solo nuestro.

Antes de ser pareja veníamos algunas veces los dos juntos aquí abajo para hablar, contarnos algo que nos alegraba y necesitábamos que otra persona lo supiera o solo hablar de todo y nada al mismo tiempo. Cómo en toda conversación se habla de un tema al principio para después terminar  desbiandose en otra totalmente diferente.

En varias ocasiones me emocionaba hablando sobre algún invento que estaba realizando,que tenía planeado para el futuro o  algunas ideas sobre adicionar mejoras a mis trajes, lo que me distraía de lo que Steve hacía, en esas ocasiones él me dibujaba, al notarlo le pedía el que me las mostrará, a lo cuál él cerraba de inmediato el cuaderno.

Lo que me molestaba era que al intentar quitarle el cuaderno de las manos, lo que hacía era alzar su brazo al aire mientras sostenía el cuaderno lo más alto que podía, sin importar mis intentos al ponerme sobre las puntas de mis pies y estirar mi brazo lo más que podía, no lograba mi cometido. Para desquitarme en esos momentos, volvía a apoyar mis pies en el suelo para después acercarme y besarle su mejilla, de inmediato su rostro se sonrojaba, Steve al no saber que hacer se encaminaba a guardar su cuaderno en el escritorio.

Los extrañaba... Detestaba el caminar por el complejo y recordar los momentos que pasamos juntos, extrañó aquella familia, aún si yo no era parte de ella.

Observé la habitación sin expresión alguna, sin darme cuenta una lágrima se deslizaba por mi mejilla, tras ella continuaban más.

— ¿P-por qué?- pregunté en un susurró.



Gracias por seguir leyendo.
Lo apreció muchísimo.
Agradecimientos a deskeys86 gracias por votar y Lusool gracias por votar  y comentar ( ˘ ³˘)♥(◍•ᴗ•◍)❤(。・ω・。)ノ♡

El Amor No Es Para MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora