Capitulo 24

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OLLIVANDER

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El sol naciente no se veía desde allí. El cuarto daba al jardín sobre el acantilado y la tierra fresca del sepulcro.

-Señor Ollivander, siento molestarlo -dijo Harry.

-Mi querido muchacho -la voz de Ollivander era débil-. Tú nos rescataste. Pensé que moriría en ese lugar, nunca podré agradecerte... nunca podré agradecerte... lo suficiente.

-Estuvimos contesto de hacerlo.

Harry rebuscó en el monedero de piel de moke y sacó las dos mitades de su rota varita.

-Necesito ayuda, señor Ollivander.

-Pídeme lo que quieras, lo que quieras, hijo.

-¿Puede reparar esta varita? ¿Tiene arreglo?

Ollivander tendió una temblorosa mano.

-Acebo y pluma de fénix -musitó Ollivander- Veintiocho centímetros; bonita y flexible.

-Sí -dijo Harry-. ¿Puede...?

-No -susurró Ollivander-. Lo siento, de verdad lo siento, pero una varita que ha sufrido este grado de daño no puede ser reparada de ninguna manera que conozca.

Volvió a coger las mitades de la varita y las volvió a colocar en la bolsa alrededor de su cuello. Ollivander se quedo mirando el lugar donde la varita rota había desaparecido y no dejó de mirar hasta que Harry tomó de su bolsillo la varita que había traído de la casa de Malfoy.

-¿Puede identificar estas? -preguntó Harry.

El fabricante tomó la primera de las varitas y la sostuvo cerca de sus pálidos ojos, girándola entre sus dedos, flexionándola suavemente.

-Nuez y nervio de dragón -dijo-. Doce pulgadas y tres cuartos. Inflexible. Esta varita pertenecía a Bellatrix Lestrange.

A Venus le hubiera gustado matarla en ese momento.

-¿Y ésta?

-Espino y pelo de unicornio; veinticinco centímetros; bastante elástica. Era de Draco Malfoy.

-¿Era? -repitió Harry- ¿Ya no lo es?

-Es posible que no. Si tú se la quitaste...

-Sí, se la quité.

-... entonces es posible que sea tuya. La forma de tomarla es importante, por supuesto, pero también depende mucho de la propia varita. En general, cuando alguien gana una varita, la lealtad de ésta cambia.

Venus observo con curiosidad la varita de Bellatrix, no era normal, no era un palo recto y le llamaba la atención, si no tuviera la varita que le dio su abuelo, se hubiera quedado con la varita de Bellatrix.

-Habla de las varitas como si tuvieran sentimientos -dijo Harry-. Como si pudieran pensar por sí mismas.

-La varita elige al mago -dijo Ollivander-. Eso siempre ha sido obvio para los que hemos estudiado la sabiduría de las varitas.

-¿Pero una persona puede usar una varita que no lo ha elegido? -preguntó Harry.

Venus supuso que iba a hablar sobre la varita de saúco. 

-Oh sí, si eres mago puedes movilizar tu magia a través de casi cualquier objeto. Pero los mejores resultados siempre aparecen con la mayor afinidad entre varita y mago. Estas conexiones son complejas. Una atracción inicial, y luego un mutuo deseo debido a la experiencia, la varita aprendiendo del mago, el mago aprendiendo de la varita.

Venus y las Reliquias de la Muerte [7]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora