Capitulo 6

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GRIMMAULD PLACE

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Era un café nocturno pequeño y gastado. Un ligera capa de grasa yacía sobre todas las mesas acabadas en formica, pero por lo menos estaba vacío. Venus y Hermione quedaron de espaldas a la puerta, cosa que no les agradaba.

Después de uno o dos minutos, Ron dijo:

-Saben, no estamos lejos del Caldero Chorreante, está en Charing Cross...

-¡Ron, no podemos! -dijo Hermione inmediatamente.

-No digo quedarnos allí, pero sí averiguar qué está ocurriendo!

-¡Sabemos qué esta ocurriendo! Voldemort ha tomado el Ministerio, ¿Qué más necesitamos saber?

-Vale, vale, ¡era sólo una idea! -Cayeron en un silencio espinoso. La camarera, que masticaba chicle, les atendió, y Hermione pidió tres capuchinos.

-Debemos buscar un lugar tranquilo e impredecible para los demás -sugirió Venus. Hermione asintió.

-En cuanto estamos allí, podremos enviar un mensaje a la Orden.

-¿Entonces puedes hacer un Patronus de esos que hablan? -preguntó Ron.

-He estado practicando, y creo que sí -dijo Hermione.

-Bueno, mientras eso no les cause problemas, aunque deben haber sido arrestados ya. Dios, esto está asqueroso -añadió Ron después de dar un sorbo al espumoso café grisáceo. La camarera le había oído; le echó a Ron una mirada rencorosa mientras se dirigía a atender a los nuevos clientes. El más grande de los dos obreros, que era rubio e inmenso, ahora que Harry lo miraba, la apartó.

Venus agarraba con fuerza su varita en su bolsillo, estaba asustada. 

-Vámonos entonces, no quiero beberme esta mugre -dijo Ron-. Hermione, ¿tienes dinero Muggle para pagar esto?

-Sí, saqué todos mis ahorros de la Sociedad Constructora antes de ir a la Madriguera. Apuesto a que todo el dinero suelto está en la parte de abajo -se quejó Hermione, cogiendo su bolso bordado.

Venus se apresuro a sacar su varita, los tres esgrimieron sus varitas. Ron, arremetió hacia al otro lado de la mesa, empujando a Hermione al otro lado de su banco. Los impactos de los hechizos de los mortífagos hicieron añicos el mosaico de la pared justo donde había estado la cabeza de Ron, mientras Harry, todavía invisible, gritó.

-¡Desmaius!

Dos rayos idénticos le dieron a un hombre en el rostro. Se desplomó lateralmente, inconsciente. Su compañero, incapaz de ver quién había lanzado el hechizo, disparó otro a Ron: brillantes cuerdas negras volaron de su varita y ataron a Ron de pies a cabeza. La camarera gritó y corrió hacia la puerta. Venus lanzó un hechizo que logro que rompiera una de las lamparas del local. 

-¡Expulso! -gritó el mortífago, y la mesa detrás de la que estaba Venus explotó. La fuerza de la explosión le hizo golpearse contra la pared.

-¡Petrificus Totalus! -gritó Hermione desde fuera de su campo de visión, y el mortífago se desplomó como una estatua con un ruido sordo sobre los restos de loza, mesa, y café. Hermione salió gateando de debajo del banco, sacudiéndose del pelo los restos de cristal de un cenicero y temblando entera.

-D... diffindo, -dijo, apuntando su varita hacia Ron, que bramó de dolor cuando le cortó la rodilla de los vaqueros, dejando una profundo corte-. Oh, lo siento tanto, Ron, ¡me tiembla la mano! ¡Diffindo!

Venus y las Reliquias de la Muerte [7]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora