Capitulo 16

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VALLE DE GODRIC

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-¡Toda esta nieve! -susurró Hermione bajo la capa- ¿Cómo no lo tuvimos en cuenta? ¡Con todas las precauciones que hemos tomado, ahora vamos a dejar huellas! Tendremos que borrarlas. Ustedes delante, ya me encargo yo.

-Quitémonos la capa -propuso Harry- No tenemos nuestro físico y por aquí no hay nadie.

El muchacho se guardó la capa debajo de la chaqueta y, ya sin trabas, se pusieron en camino.

En medio de la plaza, rodeado de luces de colores ensartadas y parcialmente tapado por un árbol de Navidad sacudido por el viento, se erigía un monumento a los caídos en la guerra. Venus, Hermione y Harry veían a los habitantes del pueblo, que iban y venían iluminados fugazmente por las farolas; oyeron risas y música pop al abrirse y cerrarse la puerta de un pub y, poco después, el cántico de un villancico en la iglesia.

-¡Me parece que es Navidad!

Habían perdido la cuenta de las fechas; no habían visto un periódico en semanas. Caminaron otro poco hasta rodear la iglesia. Venus pudo visualizar un pequeño cementerio.

-¿Quieres ir? -le preguntó. Harry se quedó en silencio pero asintió. Cruzaron la plaza, pero se pararon en seco.

-¡Harry, mira!-exclamo Hermione.

Hermione estaba apuntando a donde antes estaba un monumento a los caídos. Al dejarlo atrás, se había transformado. En lugar de un obelisco cubierto de nombres, había una estatua con tres personas: un hombre con gafas y cabello desaliñado, una mujer con largo cabello y un rostro bello y amable, y un bebé sentado en sus brazos. Había un poco de nieve sobre sus cabezas de forma que parecían gorros blancos.

Venus por primera vez desde hace mucho se sintió mal, su padre era el causante de tantas muertes y en especial la de su novio, sabia que ella no debería sentirse mal ya que apenas hablaba con su padre, pero sentía que no debería estar ahí, o por lo menos por respeto.

-Vamos -dijo Harry, cuando hubo visto suficiente, y se dieron la vuelta rumbo a la iglesia. El chico se habia dado cuenta de la actitud de su novia y la abrazo.

Los cantos se hacían más fuertes a medida que se aproximaban a la iglesia. Había una portezuela en la entrada del cementerio. Venus la empujó lo más silenciosamente que pudo y entraron. A ambos lados del resbaladizo camino, la nieve permanecía profunda y sin señales de haber sido pisada. Se movieron a través de ella, dejando profundas huellas detrás mientras caminaban alrededor de la iglesia, manteniéndose en la sombra, donde no llegaba la luz de las ventanas.

Detrás de la iglesia, hilera tras hilera de tumbas nevadas sobresalía una manta azul pálido salpicada de rojo, dorado y verde deslumbrantes, los reflejos provenientes de los vidrios de colores. Sosteniendo firmemente su varita con la mano metida en el bolsillo, Harry se aproximó a la tumba más cercana.

-¡Miren esto, es un Abbott, puede ser algún pariente lejano de Hannah!

Caminaron más dentro del cementerio, dejando huellas oscuras en la nieve detrás de ellos, parándose a mirar de cerca las palabras sobre las viejas tumbas, cada vez escudriñando en la oscuridad para asegurarse de que estaban completamente solos.

-Harry, Venus, miren -lo llamó Hermione. Ambos mencionados se acercaron a ella. El nombre de Kendra Dumbledore estaba visible en la lápida y, un poco más abajo sus fechas de nacimiento y muerte, y su Hija Ariana. También había una cita:

Venus y las Reliquias de la Muerte [7]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora