Tomó la mano del castaño mientras lo miraba fijamente. Sus pestañas descansaban sobre sus pómulos, su pecho se movía con con cada respiración que daba, se veía muy tranquilo. Un poco de sangre seca se veía en su mejilla derecha y su ojo estaba algo morado. Lo único que parecía moverse era su pecho al compás de las respiraciones. Suspiró y se paró para mirarlo desde ahí, se sentía un completo idiota en ese mismo momento, y era consciente de lo que había hecho, sabía que estaba mal, realmente mal, la había cagado.
—Sabía que solo eras un problema para mi hijo —oyó una voz desde la puerta y dirigió su mirada hacia allí.
—Disculpe, señor Stilinski, pero no creo que sea el momento ni el lugar para hablar de eso —dijo con respeto —Entiendo que esté enfadado conmigo, no lo culpo, pero si tiene algo para decirme, hágalo cuando no nos encontremos aquí.
—Desde que te vi por primera vez desde mi auto a la salida de la escuela tuve ese presentimiento, solo ibas a llevar a mi hijo por un mal camino —apretó sus puños —Si no nos encontráramos en un hospital ya me habría arrojado sobre ti y ya estaría golpeando tu rostro.
—Lo siento —se limitó a decir —Sé que disculparme por ello no cambiará las cosas, pero es lo menos que puedo hacer en este preciso momento. Realmente lo siento.
—Lo sentirás más aún cuando él despierte, porque no volverás a acercarte a él —dijo alzando la voz.
El castaño comenzó a estirarse muy lentamente y a pestañear un poco. Abrió sus ojos y miró a su alrededor algo extrañado mientras se sentaba.
—Stiles —dijeron Noah y Derek, se acercaron a él rápidamente —Hola, hijo —el castaño mayor, se acercó a él y lo miró con una sonrisa.
—Hola, papá —Stiles le sonrió y lo miró.
—Hola, Sti —habló Derek con un ápice de esperanza en su voz, claro que esperaba que lo recibiera con los brazos abiertos y se lanzara a besarlo, pero después de lo que había hecho, esperaba demasiado, incluso más de lo que merecía.
—Hola, Derek —dijo con algo de seriedad.
El doctor entró allí con una sonrisa en el rostro y miró al castaño en la camilla.
—Veo que ya has despertado —sonrió y se acercó a él —Creo que comenzaremos a hacerte unos análisis para corroborar que estés bien, ¿de acuerdo?
—Está bien —dijo Noah y salió de allí seguido por Derek.
El pelinegro en ese mismo momento era un huracán por dentro, sentía como su corazón comenzaba a romperse, comenzaba a ser consciente de lo que había hecho y sabía que estaba mal, quería tenerse en frente para poder golpearse sin parar ni por un momento. Era un imbécil, el más grande de todos los imbéciles.
—No quiero que vuelvas a aparecer por aquí —dijo Noah mientras lo señalaba con el dedo —No volverás a llevar a mi hijo al borde de la muerte, no otra vez.
Derek suspiró y se alejó de él caminando por el pasillo. Al llegar a la sala de espera, su amigo lo recibió allí y lo miró algo curioso.
—¿Pasó algo? —preguntó y Derek solo siguió caminando, tenía planeado salir de allí.
—Stiles despertó —fue lo único que dijo.
—¿Y? —lo siguió.
—Nada, creo que está molesto conmigo —se encogió de hombros.
—Te golpearía, pero no quiero esto otra vez —le enseñó su mano y sus nudillos lastimados —Creo que me excedí un poco con la fuerza —suspiró.