Brindis

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Habían pasado dos semanas y no había tenido ninguna noticia de Jareth, no sabía si se había arrepentido o si le había sucedido algo, tampoco sabía si debía poner el punto final a esta locura y contarle todo a mis padres, que siempre me preguntaban por su yerno. ¿Qué les iba a decir, que al llegar a su continente se dio cuenta de que ya no se quería casar? Seguro me echarían la culpa a mí. ¿Qué todo era un acuerdo? Seguro estarían muy decepcionados. Justo cuando mi conciencia estaba por explotar recibí un correo que decía: ¨Nos vemos pronto, socia¨, era Jareth. Entonces, no se había arrepentido, todo seguía...

Pasaron alrededor de cinco días después de que recibí el correo, cuando una mañana (mediodía), mi madre me despertó gritando:

- ¡Hija, despierta, corre!

- ¿Qué mamá?

- ¡Ha llegado tu prometido! No remolonees, vístete y sal a recibirlo.

- ¡Cómo prometido!!Estás loca! - dije entre sueños

- ¡Es Jareth, tu prometido, ya llegó!

- ¿Jareth?, ¡está aquí ya! - dije levantándome rápidamente de la cama y pasándome las manos por la cabeza, de repente estaba nerviosa por su llegada.

- Ahora arréglate y ve a saludarle, yo iré brindándole algo de beber. - dijo mi madre mientras salía de mi recámara dando brinquitos de alegría.

¡Ay dios mío, mi corazón está acelerado! ¿Ahora como debo actuar cuando le vea? Ay Lien... Me calmaré y saldré a verle. - me vestí rápido con un vestido rojo con estampado de bolitas que me llegaba un poco más arriba de las rodillas, me peiné un poco y sigilosamente salí de mi habitación. Él estaba sentado en el salón, por ahora solo, estaba usando una camisa de hilo blanco, un pantalón crema y unas sandalias, se había dejado crecer la barba, se veía muy guapo. Me le acerqué despacio y al verme sonrío y de repente se levantó y me dio un fuerte abrazo.

- ¡Te extrañé muchísimo cariño!!Estás guapísima! - me dijo apretándome con sus brazos.

- ¡Olle! Suéltame. - le dije intentándomelo sacar de encima.

- Tu madre...- me susurró, y efectivamente, venía mamá con una jarra de jugo para él.

- Yo también te extrañe, cariño. - dije en tono irónico, dándole unas palmaditas en la espalda, él solo sonreía, estoy segura que disfrutaba ponerme en estas situaciones.

- Ya se vieron, ¡qué bonito! - dijo mamá con una gran sonrisa, como si fuera su novio quien acababa de llegar - ahora bebe esto hijo, es jugo de mango, debes estar agotado por el viaje.

- La verdad sí estoy agotado. - bebió un sorbo del jugo. - ¡Está delicioso, muchas gracias! - para mi sorpresa Jareth sabía es muy amable con las personas mayores, por qué no es así siempre, sería tan bueno.

-Ahora, los dejaré solo, deben tener mucho de qué hablar.

- ¡Espere, señora Lua! - dejó el vaso en la mesilla y tomó las manos de mi madre- Quisiera esta noche... pedir formalmente la mano de Lien. Quiero que nos casemos lo más pronto posible.

- ¡Oh, qué gran noticia! ¡Por supuesto!, llamaré a Rafa y organizaré una gran cena, ya verás.

- ¡Muchas gracias! - ambos se estrecharon las manos.

- Iré a empezar los preparativos. ¡No puedo creerlo! - me dio un beso en la frente y se marchó, parecía que él le había propuesto matrimonio a ella y no a mí, estaba tan feliz, si supiera que es todo mentira, tendría una gran decepción.

- ¿Por qué haces eso? - susurré.

- ¿Qué hice?

- Decidir todo sin contar conmigo.

Por siempre, Evet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora