Capítulo 1

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- Dios mío cariño, prométeme que me llamarás de vez en cuando.-

-Te lo prometo, mamá.- rodé mis ojos.

Mamá estaba enloqueciendo con todo este tema de la universidad.

A penas había alcanzado a tocar mi desayuno porque, ella estaba demasiado preocupada pensando en si llegaríamos tarde.

No la culpo, yo también estoy así pero trataba de ocultarlo porque no soy muy abierta con mi familia.

Había esperado este momento prácticamente toda mi vida, ya que por fin estaría lejos de mi controladora madre.
Mamá hablaba y hablaba, y yo solo le veía mover la boca y mover sus manos.

Estaba escuchando mi "música del diablo" [como le dice ella] a todo volumen. Era la única forma de desestresarme en estos momentos.

- ¿Puedes escucharme?- quitó los audífonos de mis orejas.

- Mamá, ya te dije que tengo todo claro. Ya sé donde están las habitaciones, la cafetería, el..- mamá enarcó una ceja.

Detrás de ella, habían tres chicos guapos. Realmente guapos. Pero el que más me llamaba la atención, era el rubio.

-Hija.- pestañeé repetidamente.

-Eh, ¿si?- volví la vista hacia ella.

-Te acompañaré hasta tu habitación.- asentí y comenzé a caminar junto a mi madre.

El edificio era enorme. Habían unos que otros estudiantes despidiéndose de sus padres, algunos llorando, otros con cara de fastidio.

"Mi" habitación, era la última del pasillo, lo que me agradaba aún más.
Al llegar al cuarto, abrí con timidez, esperando a que nadie estuviera dentro de ella.

Mamá soltó un chillido de emoción y se giró hacia mi.

-¡La tienes para ti sola!- chilló con emoción.

Gracias a Dios.

De verdad no me agrada la idea de tener que compartir mi cuarto con otra persona a la cual ni siquiera conozco. No soy muy social que digamos.

-Genial..- murmuré, mirando la habitación.

Tenía una cama un poco grande, una mesita de noche, un armario a un lado de la puerta, del otro lado una repisa y en la pared lateral un pequeño escritorio de madera junto a una silla.

-Cariño- se acercó a mi.- Te quiero mucho. Aún no puedo creer que ya estés iniciando la universidad.- sus ojos se aguaron, indicando que en cualquier momento podría llorar. - Si necesitas algo...u tienes algo de que hablarme, llámame. No olvides que siempre serás mi pequeña y estaré escuchándote.- la abracé y escuché como sorbía su nariz.

-Yo tambien te quiero, mamá.- sonrió.

-Bien. Debo irme, Paul se va de viaje al trabajo en unas horas y debo cuidar a Freya.- asentí.-Por favor desempaca tus cosas y ponlas en orden, ¿si?- asentí nuevamente.- Oh, y cuida la habitación. Estuve de rodillas rogándole al director que te diera una habitación decente y solo para ti.- Me imaginé algo realmente sucio. Qué asco.- Te llamaré después, adiós.- me dio un corto abrazo y me besó la mejilla, para luego irse y dejarme sola.

Tomé la gran y pesada maleta, y la puse arriba de la cama.

Esto será estresante.

Pero, lo bueno de todo esto es que ahora soy libre de hacer lo que quiero.

(...)

-¡Abre!- escuché fuertes golpes en mi puerta.

Me senté de golpe en la cama.

¿Quién demonios se atrevía a molestarme en mi siesta?
Los golpes se escucharon más fuertes y es cuando perdí la paciencia.
Me levanté, sin antes ir al baño y hacer mi rostro un poco más presentable.

Abrí la puerta de golpe y grité:

-¡¿Qué ocurre?!- me sorprendí un poco, al ver a un chico desconocido.
Su cabello era negro, teñido un poco de rubio adelante y su piel era morena. Un chico bastante atractivo.

El chico abrió sus ojos, al igual que su boca, y miraba incrédulo.

- ¿Dónde está Luke?- Ahora la pregunta era; ¿QUIEN DEMONIOS ES "LUKE"?

- ¿Luke?-

- Si, Luke- el chico pareció volver a la normalidad, y ahora se veía molesto.

- Ni idea. Ahora, si me disculpas- dije un poco tímida.- Volveré a mi siesta la cual has interrumpido.- le sonreí cínicamente, y él me miró fulminante.

-Lo siento.- le cerré la puerta en la cara.

Dispuesta a volver a la cama, cerré mis ojos e intenté dormir. Pero nuevamente la voz del chico se oía fuera de mi habitación.
- ¡Luke! ¡¿Dónde demonios estás?!- Tenía curiosidad. Me levanté de la cama y cuidadosamente apoyé mi oído contra la puerta. -Me estás mintiendo. Acaba de salir una chica y no tiene ni la mínima idea de quién eres tú.- se escuchó un pequeño silencio, supuse que "Luke" estaba hablando. -¿Qué? ¿Ahora me lo dices? Joder Luke, la chica esa si que estaba molesta. -Otro silencio.Rió- Bien.

Cuando estuve segura de que él ya no estaba allí, abrí la puerta y saqué un poco mi cabeza.

Miré hacia el otro final del pasillo y pude observar que el chico de cabello negro estaba hablando animadamente con el rubio que vi esta mañana.

Y otra vez, sentí que babeaba.

Muñeca del sexo.||L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora