Casi 3 años después...
Matteo agitó un periódico en el aire cuando entró en mi ático. Levanté mis cejas, dejando mi taza de café.
—¿Desde cuándo lees el periódico? —pregunté. Por supuesto que teníamos que estar al tanto de los acontecimientos políticos, especialmente de la legislación, pero para eso estaba el Internet. ¿Acaso Matteo pensaba que eso lo haría lucir mejor? ¿Cómo un jodido hípster de Brooklyn?
No le dejaría pasar por alto el hecho de cargar un periódico con él por motivos de moda.
Su sonrisa en respuesta levantó mis sospechas.
—Vi un artículo interesante en línea cuando revisé las noticias en la cama esta mañana y decidí conseguir una prueba física.
—¿De qué?
Matteo se acercó a la barra de la cocina y puso el periódico frente a mí. Mis cejas se alzaron sorprendidas cuando vi el titular y la foto.
¡Esta es la mujer que arrebató del mercado al soltero más codiciado de Nueva York!
Debajo del titular había una foto mía y, al lado, una foto de Valentina . Me congelé por un segundo. No había visto a Valentina en los últimos tres años desde nuestro compromiso. No había ninguna razón para hacerlo.
Le envié regalos para Navidad, el aniversario de nuestro compromiso, el día de San Valentín y su cumpleaños; el último ayer por su decimoctavo cumpleaños.
Valentina era dolorosamente hermosa. La foto no era oficial. Parecía como si los paparazzi la hubieran tomado sin que ella lo supiera, de modo que su mirada era distante mientras miraba hacia la cámara. Caminaba por las calles de Chicago, llevando algunas bolsas de compras, y era seguida por Umberto y su segundo guardaespaldas. Estaba vestida con un abrigo de invierno corto y gris, un jersey blanco inmenso de lana, una pecaminosa falda corta a cuadros y botas de gamuza gris hasta las rodillas que mostraba sus pantorrillas y piernas esbeltas.
Su largo cabello rubio se arrastraba por sus hombros y buen Señor, su rostro... ni siquiera estaba seguro si usaba maquillaje, pero era impresionante.
—Estás babeando —dijo Matteo a medida que se inclinaba frente a mí.
Mis ojos se movieron hacia él de golpe.
—Pero él también. —Matteo señaló a un hombre en la foto que casi se rompe el cuello mirando a Valentina, observándola. Sentí la necesidad de descubrir quién era y matarlo solo por la emoción de hacerlo. Pero tenía el presentimiento de que no dejaría de matar si castigaba a todos los que habían observado a mi prometida.
—Tengo que decir que me ofende un poco que no me consideraran el soltero más codiciado de Nueva York. Quiero decir, mírame. —Matteo dio un paso atrás para que así pudiera admirarlo con su atuendo. Unas putas botas de motero, chaqueta de cuero y jeans rasgados.
—Ya no tienes que preocuparte por eso. Según esto, ahora estoy fuera del mercado —dije secamente.
—¿Sabías que la noticia se filtraría a la prensa?
Negué con la cabeza. Padre no me había dicho cuándo saldría exactamente el anuncio. Revisé el artículo para ver lo que habían escrito sobre Valentina .
La larga fila de conquistas de Michael Ronda ciertamente derramará un par de lágrimas al descubrir que el heredero con un patrimonio neto estimado de 600 millones de dólares ya no está disponible.
—Incluso te desheredaron en su artículo —le dije a mi hermano. Él y yo heredaríamos la fortuna de padre, y se acercaba a los 700 millones de dólares, pero ¿qué eran cien millones más o menos para la prensa? Mantenían su comprobación de hechos al mínimo como de costumbre.
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Michael Ronda
RomantizmNací siendo un monstruo. La crueldad corría por mis venas como veneno corría por las venas de todos los hombres Ronda, pasado de padres a hijos, una espiral interminable de monstruosidad. Un monstruo nato convertido en un monstruo aún peor por la...