Sabía que iba a ser incómodo, pero no me imaginé que tanto.
"Es un poco raro esto, ¿no?, digo porque como no está la Gisse, no vamos a saber si nos salió bien o mal" le digo a Valentín, quien está dado vuelta colgando su campera.
"Dijiste tres veces 'no' en una frase"
"¿Qué?"
"Nada... si te parece incómodo no hubieses aceptado" veo como luce distraído, mirando algún lugar de la casa, con sus manos en los bolsillos.
"No me parece incómodo" claramente estoy mintiendo.
Siempre que ensayamos en el teatro, más bien me relaciono con Gissel, hablo con ella e intercambiamos ideas, Valentín acota alguna que otra cosa pero se dedica más a observar
"Entonces empecemos" trago saliva al ver cómo se saca la remera, se da media vuelta, dándome una prefecta vista de su espalda.
Me contengo para no formar ninguna cara ante eso, paralelamente a mi hay un espejo y sé que si él mira de reojo hacia este puede verme.
De su mochila saca una camisa y se la pone para después darse vuelta.
"¿Me ayudás? soy un queso para esto" me acerco algo extrañada. Es prender unos cuantos botones, no hacerse la corbata o algo por el estilo.
Le abrocho los botones de manera rápida y le hago una seña para que me siga hasta mi cuarto.
"Aguantame que me cambio"
No tengo necesidad de hacerlo, esta ropa u otra me sirve, es lo mismo, pero quiero hacer un poco de tiempo antes de empezar con todo.
Me cambio por una remera escotada, no voy a desperdiciar una para que Valentín la rompa.
"¿Gissel te dijo que empezáramos a ensayar lo nuevo?" le pregunto sentandome en la cama.
"Si, acá me dio las cosas, igual creo que vos ya las tenés pero bueno" asiento agarrando mis papeles que están en la mesita de luz, y tengo que decir que mis nervios acaban de aumentar al leer todo lo que tenemos que hacer.
"Ah pero el contacto indirecto se lo metió en el..." me callo al darme cuenta de que no estoy sola.
"Es Gisse, vive media volada" me dice Valentín. Asiento dándole la razón, Gissel es una mujer muy especial, como también media rara.
"¿Empezamos desde el principio o desde la cama?" soy consciente de que todas las preguntas que voy a estar haciéndole, de seguro un noventa por ciento va a tener ese doble sentido traicionero.
Y peor aún si tengo a Valentín enfrente mío mirándome con una ceja levantada y una sonrisa de costado.
"Desde el principio, así calentamos un poquito"
Menos si me contesta eso.
Valentín ya esta acostado, yo me siento en la cama para sacarme las zapatillas y luego me arrodillo en esta frente a él. Estoy por empezar pero me habla.
"¿Sabías que tener los cuadros torcidos da mala suerte?" pregunta echando su cabeza hacia atrás, dejando a la vista su cuello.
Lo único que puedo pensar es que deje de hacer esas cosas para exhibir más su piel.
"Eh no, no sabía"
"¿Querés que yo los acomode?" señala los tres cuadros que están arriba de la cabecera de la cama.
Nunca me había percatado de que estaban extremadamente torcidos.
"Yo lo hago, no te preocupes" dicho esto, me paro arriba del colchón y camino por la cama hasta quedar al lado de su cuerpo.
