T R E S

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—Te lo haré tan bien, Kong. Te chuparé el trasero y meteré mi lengua muy profundo. Escupiré tu agujero palpitante y lo haré tan rico y húmedo para mí... y después follaré tu agujerito con mi lengua hasta que grites mi nombre.

—¡...!

Estaba oscuro, pero Kongpob estaba en cama, con grandes ojos mientras pensaba en las palabras de Arthit. En lo que el hombre le dijo que le haría. Todo seguía dando vueltas en su cabeza.

Miró hacia un lado, en donde su novio dormía plácidamente.

No había vuelta atrás. ¿Qué carajos le acababa de prometer a Arthit?

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Arthit suspiró y masajeó sus sienes.

—¿Por qué Knot y Prem pueden ir contigo pero no yoooooo? —Se quejó Tutah.

—Porque tenemos una reunión con la policía de verdad, no con la policía de la moda, ¿está claro?

Él y todos los Hazers se sentaron en su oficina. Él acababa de darles la noticia de que pronto podrían cambiar de vida.

A los Hazers no les había gustado. Ni un poco.

Esa tarde, Prem, Knot y él irían a hablar con el jefe de la policía. O mejor dicho, con la mayor perra de la policía.

Prae.

Arthit la respetaba aunque creía que ella era una perra. Tenían una relación como de amor/odio.

Lo bueno era que Oak y su pandilla habían metido la pata.

Desde esa misma mañana, ellos encabezaban la lista de los más buscados por la policía luego de asesinar a algún presidente europeo. ¡Qué bola de payasos!

Tailandia estuvo en todos los canales noticias durante todo el día desde que la gente se enteró de que un hombre tailandés había sido el responsable.

Prae llamó a Arthit esa mañana para programar su cita para antes, ya que había habido algunos problemas.

Como ven, ¡la policía lo necesitaba a él y a sus Hazers!

Y Arthit iba a tomar una maldita ventaja de su necesidad, pero por supuesto que lo haría de "forma legal".

—Bueno, pero ¿qué hay de mí? ¿Por qué no puedo ir con ustedes? —Preguntó Bright.

—Porque me avergonzarías a muerte con tu actitud torpe.

Bright se burló.

—Jefe, de verdad que a veces te portas de la verga conmigo.

—Yo sé que lo hago, y para que lo sepas, también tengo la verga más grande de aquí, así que cierra la boca y enciende mi cigarrillo.

Arthit sostuvo su cigarrillo frente a la nariz de Bright.

—No, no quiero hacerlo, tú...

—¡Que enciendas mi maldito cigarrillo!

—Sí, jefe.

Prem caminaba frente a la ventana. Le daba gusto haber corregido su error con el hermano de Oak, en especial ahora que la policía estaría detrás de Oak y sus hombres. Se aseguró por completo de que no hubiera ninguna pista que los condujera hacia su jefe, ni hacia él mismo ni hacia los chicos. Pero aun así, ¡él no entendía por qué trabajarían con la policía en primer lugar! ¿Qué sucedía con Arthit?

—Jefe, ¿por qué trabajaremos con esos idiotas así de repente?

—Escucha, Prem, sé lo que estoy haciendo, ¿de acuerdo?

Págame con tu cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora