C U A T R O

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Kong estaba sentado en la cama, desnudo y nervioso.

Una hora atrás, se había hecho un enema por primera vez en su vida luego de ver varios videos en Youtube sobre cómo prepararse para esto. No quería estar sucio para Arthit.

¿En qué momentos se preparaba Arthit? ¡¿Siempre antes de verse o qué?!

Bueno, tenía que ser honesto, nunca antes se había sentido más limpio.

Limpio, emocionado, nervioso y quizás un poco asustado.

La puerta del baño se abrió y el vapor inundó la habitación cuando Arthit apareció gloriosamente desnudo.

Kongpob pasó saliva.

Arthit se acercó a él, como un depredador a su presa. Lentamente...

—¿No deberíamos... ehh... hablar primero de tu trabajo con la policía? —Kongpob preguntó mientras con nerviosismo trepaba a la cama hasta que su espalda chocó con la cabecera.

—Después... —Susurró Arthit cuando también trepó en cuatro por la cama.

Kongpob volvió a pasar saliva.

Arthit lo notó. Él realmente quería esto, pero no quería hacer nada contra la voluntad de Kongpob.

Se sentó a horcajadas sobre su novio y se sentó sobre su pene aún flácido.

—¿Estás seguro? De verdad que no quiero hacer nada que tú no quieras. Si no te divierte, entonces a mí tampoco —explicó el mafioso mientras con sus dedos índices hacía movimientos circulares sobre los pezones de Kongpob.

Kongpob estaba algo conmovido por eso. Arthit bien podría hacerlo, pensando que una promesa era una promesa, pero él era considerado y respetuoso. Sabía que Arthit se detendría si se lo pedía, y sabía que Arthit no lo lastimaría, ni lo haría sentir incómodo. Confiaba en él, así que Kongpob asintió. Sí, estaba seguro. Se aferraría a sus palabras.

Una sonrisa se plantó en el rostro de Arthit. No sólo moría por hacer aquello, sino que también lo consideraba como un acto de confianza. Estaba honrado por que Kongpob le diera permiso.

Ya verán, Kongpob era un buen activo. Él no sólo no tenía problema al pensar en que alguien jugara con su trasero y todo eso, sino que también le daría a Arthit la oportunidad y eso excitaba a Arthit. Y él ciertamente recompensaría a Kongpob por esa confianza.

Se inclinó y besó los labios de Kongpob. Lentamente, los delineó con su lengua hasta que encontró la de Kongpob y le siguió un beso usando sus lenguas. Ese tipo de beso que hacía que algo se encendiera en su parte baja y que provocaba que la excitación tomara lugar.

—Ahhm... —Kongpob gimió en la boca de su novio, haciendo que sus alientos se mezclaran.

Arthit acarició un poco sus testículos sobre el pene de Kongpob antes de bajar su cuerpo cada vez más.

Su lengua viajó por el pecho y los pezones de Kongpob. Luego, hacia sus abdominales y su ombligo. Cada vez más abajo, hasta que Arthit observó el pene duro de Kongpob.

—Incluso te depilaste para mí —Arthit dijo feliz antes de presionar la nariz contra los testículos de Kongpob e inhalar profundamente. Había algo en especial en la esencia de Kongpob en ese lugar. Maldición, a Arthit le encantaba.

Con su nariz acarició la erección y le dio pequeños lengüetazos antes de empezar con el trabajo duro.

—Hmm... Ah, maldición...

Kongpob jadeó por la repentina estrechez que lo envolvía.

—Te gusta, ¿cierto? —Dijo Arthit con la boca llena, vibrando alrededor de su pene.

Págame con tu cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora