12. Seguidores de día, Investigadores de la CIA de noche.

48.9K 3.8K 625
                                    

Tras una semana estresante y que me tuvo de los nervios, llegó el día del juicio. Por la mañana me levanté aún más nerviosa. ¡Hasta dudé en qué ponerme! Por Dios, solo iba a un juicio, yo jamás había sido de esas que se pasan cuatro horas delante del armario para ver qué se ponían. Al final elegí unos jeans negros, una camisa amarilla pastel metida por dentro del pantalón y unas sandalias de tacón beige. Como siempre, sombrita de color, ese día amarilla, delineado, máscara de pestañas y un poquito de gloss. Me hice un moño despeinado en el pelo.

Tras desayunar un café y un par de galletas, bajé a esperar a mi hermano, el cual vendría a recogerme tras recoger a Louisa a su departamento de alquiler temporal.

No había hablado con Kenneth desde el lunes pasado, pero no perdí la esperanza de que lo rechazara durante la semana. No lo hizo. Siguió adelante con el caso. Había la posibilidad de que terminara no solo pagando la multa por haber incumplido el contrato, sino también con fama de ir acusando falsamente a la gente. Cada juicio que Kenneth ganaba, se sabía públicamente.

Cuando mi hermano llegó con Louisa, los saludé a ambos con un beso en la mejilla.

―Estate tranquila, ¿vale, Kay? ―dijo mi hermano desde su asiento mientras nos dirigimos a juzgados.

―Sí, es que es muy sencillo hacerlo cuando voy a pasar por el matadero en media hora.

―No exageres, mujer.

Rodé los ojos y suspiré echando mi cabeza hacia atrás. Con Louisa comenzamos a repasar mi defensa, hablamos con teléfono con las cuatro testigos que traíamos, las cuales ya nos esperaban en los juzgados. Cuando llegamos, entramos en juzgados y tras pasar todos los controles pertinentes, nos dirigimos a una salita donde nos encontramos con las chicas. Hablamos un rato con ellas y yo también aproveché para llamar a mamá y hablar un rato con ella.

Cuando colgué, cometí una estupidez. Entré en Twitter. Estaba a petar de notificaciones y en ese momento no supe porqué hasta que me metí en el icono de la campanita. Había una foto circulando por todos lados. Era yo con mi hermano y Louisa entrando a juzgados. La chica que la había publicado escribió:

"Acabo de ver a Kay Rivers entrar en los juzgados con su hermano (que es asesor jurídico) y Louisa Brooke (abogada defensora de mujeres abusadas). ¡¿Quién cojones se ha atrevido a hacerle daño a Kay?!"

La foto era de hacía solo diez minutos y ya estaba retuiteada más de cinco mil veces.

―Madre mía... ―murmuré mirando a mi hermano. Él me miró y Louisa también. Les mostré la pantalla.

―¿Qué tienes tú? ¿Seguidores o paparazzis? ―preguntó Louisa con una leve risa.

―Seguidores de día, Investigadores de la CIA de noche. ―Reí.

Me relajé bastante hablando con Louisa de temas triviales. Se le daba bien tranquilizar a la gente y se lo agradecí muchísimo. Cuándo fue la hora, nos dirigimos hacia la sala número ocho de juzgados. La puerta ya estaba abierta así que entramos.

Mi hermano y las chicas se sentaron en los bancos y Louisa y yo fuimos a nuestro sitio. Kenneth ya estaba allí con el capullo de Jean Pierre y sus testigos, que no eran más que la directiva de la revista. Cuando Jean Pierre vio a su ex asistente, frunció su ceño y le susurró algo a Kenneth. Mi abogada fue a saludarlo con un apretón de manos y tras intercambiar un par de palabras volvió. Vi como Kenneth me miraba. Aparté la mirada y me senté en mi sitio.

No tardó mucho en cerrarse la puerta y abrirse otra, saliendo de ella un hombre. Ya sabíamos que el juez del caso iba a ser un hombre, algo que no le gustó mucho a Louisa pues decía que algunos no empatizaban nada con las mujeres abusadas.

KENNETH © (EN AMAZON CON CONTENIDO EXCLUSIVO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora