El partido de los Mets fue genial. Más que genial, de hecho. Kenneth parecía un niño pequeño en una tienda de gominolas. No dejaba de ir de lado a lado, mirando todo con asombro a pesar de haber estado allí algunas veces hacía años. Tenía los ojos iluminados como si estuviese en Disneyland y yo estaba más feliz que nadie al verlo a él tan contento y satisfecho.
Tras el partido, hice lo que Pete me pidió. Esperar en el aparcamiento para que pudiera pasar a saludarnos. Kenny casi se lo hizo encima cuando lo vio aparecer. Estuvo una semana entera agradeciéndomelo cada vez que me veía.
El lunes de la siguiente semana llegó y lo primero que hice fue ir a la pequeña oficina-taller que las dos hermanas de E-shop-CO. Ya había hablado con ellas pero aún no había conocido las oficinas. Ya que iba a ser su socia, necesitaba conocer un poco lo que era "la empresa". Lo bueno era que gracias a la inversión que haría en su negocio, podríamos ampliar el espacio de trabajo.
Cuando llegué, las saludé a las dos con un abrazo.
―Aún no nos creemos que vayas a trabajar con nosotras, Kay ―me dijo Sarah, mientras me guiaba por el pasillo―. Estamos encantadas.
―¡Y yo! Tengo muchas ganas de comenzar.
Me enseñaron lo que usaban como oficina y el taller, el cual estaba en la planta de arriba. Ellas habían alquilado dos pisos de un edificio de tres. Tenían alquilada la segunda y la tercera planta ya que la primera -la baja- era un local cerrado que también estaba en alquiler.
―Esto es precioso ―dije mientras íbamos hacia el despacho de nuevo.
―Nos gusta mucho, estamos muy a gusto aquí ―dijo Sophie, la hermana menor.
―Habíamos pensado en una cosa que, obviamente, no podemos hacer sin tu permiso.
―¿Qué cosa? ―pregunté curiosa mientras me apoyaba en el escritorio.
―El hombre que nos alquiló esto es también dueño del local de abajo y habíamos pensado que, ahora que estás con nosotras y tocamos a más por persona, podríamos alquilarlo para hacer una tienda.
―Podríamos vender los productos, no solo online, sino también en la tienda. Habían tres tiendas de productos eco en esta calle pero todas han cerrado. Seríamos la única en la zona.
―Hemos hecho números y la verdad es que sale bastante bien de precio porque el dueño nos rebaja al 30% el alquiler total si alquilamos el local.
―A mí me parece perfecto ―dije con una sonrisa―. Estoy segura de que saldría genial.
―¡Perfecto! ―exclamó Sophie contenta agarrando unos papeles―. Ya nos habíamos informado en todo para hacerte una exposición como las que hacíamos en la uni por si decías que no, así que tenemos todos los pasos aquí... ―Me enseñó un papel.
―Puedo decirle a mi hermano que nos ayude con todo los temas legales. Es asesor legal por lo que nos facilitará mucho las cosas. No nos va a cobrar.
―Si no le importa estaría genial ―dijo Sarah sonriendo.
―Y en cuanto a la decoración del local, tengo la persona perfecta para ello.
―Temas legales y decoración... tachado ―murmuró Sophie mientras tachaba algo en su hoja.
Las tres nos reímos.
Comenzamos a hablar y hablar sobre el nuevo local. Me hacía muchísima ilusión. Iba a ser dueña de una tienda con dos chicas que me caían genial. Bueno, no solo de una tienda, sino de una pequeña empresa que respetaba el medio ambiente en su totalidad.
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KENNETH © (EN AMAZON CON CONTENIDO EXCLUSIVO)
RomantiekKenneth es uno de los abogados más despiadados de la Gran Manzana. Conocido como "el destripador de Nueva York" por la forma en la que encarcela a todo oponente sin piedad alguna. Kay acaba de llegar a Nueva York desde un pueblo de Montana tras rom...