Sangre dorada

Lyra

Querida Lyra;

Me pregunto si llegarás a recibir esta carta. Puede que sea la última que escriba y ni si quiera estoy seguro de poder acabarla de tantas cosas que me quedaron por decirte. Decirte que te quiero, decirte que te odio, decirte que te necesito, aunque no sé si cerca. Estoy confundido.

Dijimos hasta mañana y han pasado ya seis meses. Cada día digo, mañana será el día. Pero hace bastante que sé que nunca será "mañana". Ni si quiera me acuerdo de qué pasó. ¿Llegó a pasar algo? Cómo me hubiera gustado poder culpar a la cuarentena de la distancia y seguir mintiéndome. Seguir pensando que amaneceré con un mensaje tuyo y una sonrisa. Cómo me hubiera gustado irme yo. ¿No podíamos esperar a que el destino nos diera una excusa para la distancia?

Ayer soñé contigo. Mi mente me leyó nuestra historia como un cuento de "erase una vez" Recuerdo tu rostro acercándose al mío. Recuerdo tus pies descalzos en la hierba. Recuerdo aquella risa tan contagiosa. Recuerdo oírte tararear. Recuerdo juntar nuestras manos y correr. Escapando del miedo, de la realidad. Siempre tenías muchas sombras acechándote. Y yo siempre estaba dispuesto a ahuyentarlas.

Entonces me desperté y recordé cómo terminaba. Si a eso se le puede llamar un final. Terminó antes de que me diera cuenta y demasiado tarde para hacer algo al respecto. Jamás tuve elección. Siempre he odiado los finales abiertos. Recuerdo tu silencio. Recuerdo tu espalda más que tu rostro. Recuerdo llantos y no los tuyos. La sonrisa lobuna que precedió al "otra vez será". Tu mano acariciando mi mejilla empapada.

Cuán caprichosa es la vida y cuán misteriosa la muerte. Nunca nada sera suficiente preparación para la pérdida de uno de los tuyos. Perder a tu propia sangre tiene un aquel amargo que te hace plantearte si de verdad algo importa. El vacío que puede dejar alguien que jamás decidió estar en tu vida y sin embargo lo significó todo. La despedida de amores y amistades nunca ha dolido tanto como la pérdida de un hermano.

Siento no haber sido el hermano que merecías.