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Si alguien alguna vez me preguntara quién soy y a qué me dedico podría responderle de tantas maneras, no tengo una identidad propia, no, he sido diferentes personas a lo largo de 6 horribles años que hasta yo misma llegó a creer que soy ellas. ¿Cómo explicarlo? ¿Mi verdadera yo? Una espía de 16 años cuyo trabajo es el de robar información importante, desde descubrimientos científicos hasta proyectos secretos que puede tener el gobierno. De no ser por mi hermano Louis, habría olvidado eso y que mi real nombre es ______ White y no Sean Jiménez o Sarah Knight.

El eco de mis botas se escucha a lo largo del pasillo haciéndome notar. Unos hombres de cuerpo robusto, que usan una ropa similar a la que estoy usando: pantalón negro y una camiseta del mismo color, me escoltan hasta la entrada de la oficina de mi jefe. A pesar de tener experiencia en este trabajo, estos días son los que más me emocionan, es como si tuviera la oportunidad de comenzar de nuevo, aunque todo sea una farsa claro está. Hace algunos meses mi última misión terminó exitosamente, no era gran cosa, un científico cuya investigación consistía en analizar a los axolotes y a su peculiar característica de regenerarse, dicho trabajo pretendía utilizarse para la cura contra el cáncer, aunque claro, nunca deslumbró al mundo ya que cierta chica "interesada" en la ciencia robó tal información. Hoy llegó el gran día, una nueva yo saldrá mañana a primera hora. Tomo un dulce de mi bolsillo y comienzo a comerlo -¿Bien? Estoy aquí- digo en cuanto abro la puerta.

- Señorita White, qué gusto verla- dice mi jefe, un hombre de unos 40 años cuyo rostro carece de arrugas pero hace notar una cicatriz que atraviesa el ojo y parte de la ceja. - Tome asiento por favor-

-Hola preciosa- me susurra un chico de cabello castaño y ojos verdes.

-Dices eso una vez más Daniel Mills y no dudaré en dispararte en cuanto me den las armas- le respondo entre dientes.

- Como sabrán- la voz de mi superior hace que olvide aquellas tonterías adolescentes y vuelva a enfocarme en mi trabajo -Lee Corporation es la cabeza de la mafia, y todo es gracias a personas como ustedes- su fría mirada me toma desprevenida, me observa específicamente a mí. Cómo siempre nuestro jefe da un discurso sobre lo importante que es nuestro trabajo y que cualquier mínimo error puede ponernos en peligro.

- Buena suerte muchachos, confío en ustedes- Lee, que es el nombre de mi jefe, se levanta de su asiento y camina hacia una puerta no sin antes chocar los dedos para avisar que llegó la hora de trabajar. Las mismas personas que me escoltaron nos entregan un sobre a cada uno de nosotro, dentro de ellos se encuentran nuestras misiones junto con la nueva identidad. Abro el sobre con la total seguridad de encontrar a un científico reconocido, pero no, es un chico de mi edad cuyo único logro ha sido el de entrar a la universidad a los 14. No puedo creerlo, soy una de las que más se esfuerza en este estúpido empleo y termino siendo la burla de Lee Corporation. Miro de reojo el trabajo de Dan y noto que no soy la única, una chica de 20 años llamada Gogo, aunque parece ser que ese sólo es su sobrenombre, a veces los espías novatos no consiguen toda la información necesaria.

-Bien... Hasta nunca- le digo a Dan, emocionada por la idea de que no lo veré en varios meses.

-Creo que dirás, hasta mañana, linda- suelto una mueca ¿Qué quiere decir? Examino mi sobre con el lugar donde realizaré mi misión y noto que es el mismo que el de Dan.

-San Fransokio...-

- Te veré mañana, compañera- El sarcasmo de Dan y su sonrisa de oreja a oreja hierven mi sangre ¿Por qué él?

Llego a mi habitación y me acuesto en las grises cobijas de mi cama, tengo mucho que pensar ¿Qué secretos puede ocultar alguien como Hiro Hamada?

No puedo amarte (Hiro x tú) **En Edición**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora