Sed, hambre, sueño, miedo, dolor y Confución.
Sensaciones que llevaba sintiendo desde hace días, exactamente tres días, el olor desagradable de aguas encharcadas le llegó desde el primer momento en que puso un pie en aquel lugar, el silencio de todo el momento le dio a entender que estaba lejos de la cuidad o de algún pueblo.
Las horas de hacían cada vez más largas y las esperanzas de salir se alejaban cada vez más, después de aquel momento en que llegó, después de hablar le vendaron los ojos haciendo que solo dependa de él sentido del tacto y audición, frío, sentía frío.
La puerta se abrío, el sonido chillante le alarmó más no se movió, siguió con la cabeza abajo, el cuerpo suelto, respirando con lentitud haciendo que le faltará el aire, debía ser fuerte.
— despierta, cariño
Esa voz, una parte suya le decía que sabía de quién era la voz, solo una pequeña parte suya, lo demás solo eran preguntas tras preguntas.
— tienes qué despertar TN o de lo contrario te tiraré agua encima
Una vez más no respondió, grave error, agua helada cayo sobre su cuerpo soltando un grito de susto y al sentir lo helada del agua, escupió la poca agua que entro a su boca y tocio un poco, respirando con un poco más de rapidez, sentía la falta de aire ahora era por el agua helada.
—¡perfecto! Ahora que estás despierta, te daré de comer en la boca, comerás hasta lo último que te dé y después voy a irme
—¿Porque habría de confiar en ti?
Una risa, la voz de aquel chico le seguía siendo tan familiar que le daba miedo el querer buscar entre sus recuerdos al dueño de la voz, la conocía no a la perfección, pero si lo suficiente como para darle ese temor, talvez alguien del instituto.
—no tienes otra alternativa, cariño... Abre la boca
Dijo entre algunas risas, el aroma a comida le llegó a la nariz y el estómago le dolió, era normal pues desde su secuestro no había comido nada más que el agua que le daba una mujer que por su voz se notaba era mayor, mucho mayor.
Comí en silencio, sabía desabrida la comida pero no era momento de quejarme sobre el talento culinario de quién sea que allá preparado eso que llaman comida. El agua era simple, de "postre" una galleta que se notaba no la supieron hornear bien. Pésimo servicio.
—te veré mañana
— ¡Espera!, Quiero saber algo
—dime, soy todo oídos pero no todo respuestas
Eso no le ayudo mucho, lo que quería eran respuestas que le sacarán de dudas, no respuestas que le dejarán igual. Aún con la venda en los ojos y siendo totalmente inútil enfoco su mirada en dirección donde percibía que aquella voz, buscando inútilmente ver al hombre.
— ¿Que hago aquí?
Una vez más esa risa, empezaba a odiar esa risa porque no sabía de quién era, porque me daba un poco de miedo, porque sentía que la conocía pero por más qué intentaba no lograba saber de quién era, definitivamente la odiaba.
— pregunta incorrecta, cariño. Solo puedo decirte que vas a estar aquí por mucho tiempo
Cariño, mi nombré, todo lo que usaba para referirse a mí no me gustaba, me sentía totalmente indefensa.
—dime quién eres
El miedo recorrió mi cuerpo cuándo lo tuve apretando mis mejillas de manera suave. ¿Suave? Si, suave, pareciera como si tratará de no lastimarme. Su respiración chocó con la mía, aunque no podría ver eso no impedía que sintiera su cuerpo frente a mi.