❥ ❝𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓾𝓷𝓸❞

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PRIMERA ETAPA

❥❝Entre sonrisas ensayadas, lágrimas derramadas y una casa embrujada❞

— Muy bien chicos —habló el profesor llamando la atención de sus alumnos —Como proyecto final tendrán que hacer una composición sobre lo que han aprendido de mi clase alrededor del trimestre y lo mejor... ¡Será de a dos! —las típicas miradas entre amigos fueron lanzadas, pero la complicidad no duraría demasiado al ver como él profesor extraía de su carpeta la lista de asistencia— Yo formaré las parejas, están en secundaria y es necesario para su desarrollo social trabajar con más personas que no sean de su círculo de amigos.

Los estudiantes protestaron molestos, en los últimos asientos, cierto castaño dejó caer la cabeza contra la superficie de su escritorio, creando un sonido áspero que logró despertar al rizado el cual se encontraba durmiendo plácidamente a su lado.

— ¿Qué pasó ... ¿Ya terminó la clase? —quiso asesinar a su mejor amigo Juani por su falta de interés. Pero la realidad de saber que posiblemente le tocaría con alguien que no conociera le ponía los pelos de punta.

Si bien era un chico muy sociable, acostumbrado a juntarse con chicos ajenos a su grupo, en este curso con uno de los pocos que cruzaba más allá de un simple saludo, era el boludo dormilón que con todo el descaro volvió a acomodarse en la superficie de madera.

— Matias Recalt —juró que sintió una gota de sudor bajar por su frente y desaparecer en su pecho— con... Enzo Vogrincic.

Si antes hubo bullicio en el salón debido a las quejas de los alumnos en cuanto a las elecciones que hizo el profesor respectivamente, el silencio que se creó por la mención de cierto azabache, logró que todos reflexionaran que quizás sus compañeros de equipo no eran tan malos. Matias observó como algunos le dirigían una mirada lastimera. Su amiga Malena la cual estaba celebrando anteriormente con una chica por haber quedado juntas, puso su dedo índice en su cuello simulando un cuchillo.

Matías estaba considerando desaprobar. Después de todo solo era la última nota del trimestre y tenía lo otro aprobado, seguramente zafaría. Era mejor desaprobar que hacer equipo o incluso pasar tiempo con ese chico.

No era que no le cayera bien el chico, simplemente le inquietaba. Esa aura tan misteriosa que se cargaba, y esa mirada tan antipática que le daba a todo el mundo, le ponía la piel de gallina.

Recordó cómo millones de veces, chicos de la clase que les tocó hacer un trabajo con el fueron patéticamente declinados y sacados del equipo.

Enzo Vogrincic era un misterio, un misterio que el no quería descubrir. Todo en el causaba escalofríos, desde su mirada y mandíbula perfilada, su piel blanquecina como si de un cadáver se tratase, hasta la ropa que utilizaba; nunca manteniendo una expresión facial más allá de la indiferencia y siendo el promedio más alto de toda la clase, por no decir también del colegio.

En definitiva, no, ni loco haría grupo con ese chico, antes prefería desaprobar todo el año y que su mamá lo castigara quitándole el celular y prohibiendo las salidas con Juani.

Estuvo a punto de levantar la mano para pedir salir al baño. Al menos en la comodidad de un cubículo podría pensar que hacer.

Más no contó que el silencio reinaría de nuevo el salón, al ver como el rey de hielo levantaba la mano llamando la atención del docente.

Estaba casi segura que el azabache disfrutaba ese temor que imponía, ese miedo que todo el mundo le manejaba que incluso llegaba a intimidar a los abusadores.

— ¿Si, Enzo? —el profesor quiso saber, pero con solo una mirada bastó para que moviera la cabeza negándose a cualquier petición que el pelinegro haya solicitado — No podés hacer el trabajo solo, se supone que esta dinámica es para que se conozcan mejor. Tenés que interactuar con tus compañeros aunque no quieras.

No hubo más objeciones, no hubo más preguntas, no hubo más levantamiento de manos. El pelinegro solamente miró un segundo al docente para volver su mirada al libro viejo y desgastado que se hallaba ojeando.

— Wow —escuchó que exclamó Juani — Te tocó hacer equipo con el pibe raro, suerte —le dio apoyo con un par de palmadas en la espalda. 

No sabía si ponerse a llorar por su mala suerte o patalear como un niño pequeño porque le quitaron su juguete favorito. Pero el en definitiva no esperó ser partícipe del mundo de ese chico. No esperó conocer a Enzo Vogrincic de esa manera.

Las clases pasaron volando. Cuando el timbre sonó, todos, sin excepciones, e incluso el mismísimo profesor se levantaron y salieron ordenadamente del aula. El proyecto se entregaría el viernes y apenas estaban en martes, por lo tanto tenía suficiente tiempo para prepararse mentalmente así podía mantener una charla mas o menos amena con el rey de hielo.

Creyéndose un completo pelotudo gruñó, mirando desde la distancia de su banco como Enzo Vogrincic guardaba con una parsimonia envidiable sus útiles dentro de un estuche, para seguidamente guardar sus carpetas y libros, dentro de su maletín.

¡Un maletín!, se burló mentalmente, ¿Quién mierda trae un maletín a la escuela?, ¿Quién se cree este pibe? ¿Un abogado?

El siguió con la mirada cada uno de sus movimientos hasta que finalmente, el azabache se levantó caminando hacia la puerta. Sintió su corazón latir fuerte al verlo detenerse apenas tocando el pomo, sus dedos largos flotando en el espacio. Esos segundos fueron los más aterradores de su corta existencia, esperando como un boludo que el mayor hiciera cualquier movimiento; ya inclusive estaba preparándose para huir o saltar por la ventana, no obstante, el no hizo nada, solamente giró el pomo y salió del lugar. Debía habérselo esperado, era lógico que Enzo no daría el primer paso y obviamente tendría que haber sido el mismo quien lo diera.

De nada sirve lamentarse Mati, esa vocecita patética resonó en su mente.

Con ese extraño momento aún en mente, se levantó de su banco y salió pitando de la escuela. Necesitaba hablar urgentemente con su madre, necesitaba pedirle un consejo a su amigo Esteban, necesitaba saber qué rayos iba a hacer con esta situación que solamente de pensarlo le ponía todos los vellos de su cuerpo de punta.

[.....]

D o ll h o u s e  ❥  Matienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora