Ven a casa

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La prensa rosa de Corea estaba enardecida por el último escándalo de Seo Kang Joon, el joven actor había sido visto comiendo con una mujer y la fotografía había sido publicada a través de Twitter.

En la imagen se podía ver al actor sosteniendo un trozo de pizza mientras le sonreía a una chica con aspecto extranjero.

—Amiga, ¿crees que pueda denunciar al usuario que subió estas fotos a internet?—preguntaste a tu mejor amiga una vez que pudiste llegar sana y salva al hotel donde se estaban quedando.

—En primer lugar te dije que no debías ir a la plaza más famosa de Seúl porque te iban a ver, y en segundo lugar él te dijo que no fueran a la plaza porque los podían ver —explicó mientras tecleaba en su computadora para mandar una serie de correos electrónicos.

—Es que no puedo creer que haya tenido una oportunidad de salir con él, ¿por qué iba a perder la oportunidad de mi vida sólo por el acoso de la prensa?

—_________, acabo de mandar un mensaje a la administración del hotel porque me marcaron temprano diciendo que la prensa estaría aquí a medio día. Ya son las once y me temo que no podremos salir de aquí —ella tomó su teléfono y te mostró la fotografía que la recepcionista le había mandado.

Parecía que estuviesen esperando a un idol allá afuera, era increíble cómo tantas personas se habían conglomerado ahí sólo por ti.

Tomaste tu teléfono celular y marcaste el número que Kang Joon te había dado para que lo contactaras.

—Habla el amor de tu vida —contestó el actor.

—Oye, hay muchas personas afuera de mi hotel, ¿cómo hacen los coreanos para escapar de todas esas personas? —preguntaste mientras ibas a encerrarte en tu habitación.

—Un señuelo, necesitas que alguien salga encubierto fingiendo ser tú para que puedas salir sin que lo noten. Honestamente ya vi las fotografías y no encuentro cómo es que ellos han determinado que esa chica eres tú —murmuró.

—No es como si hubieran miles de personas con mis rasgos en Corea, tengo miedo de salir.

—Espera ahí un momento, a las doce en punto necesito que estés frente a la puerta del hotel. Te llamaré hasta entonces.

Finalizó la llamada y te quedaste viendo la pantalla del teléfono celular que tenías entre las manos.

No te ofendía para nada el hecho de que hubiese colgado la llamada, era el que te hubiera ordenado como si de verdad estuvieras ahí sólo para obedecerle.

—Oye Ale —le hablaste a tu amiga pero ella no estaba por ningún lado.

Revisaste el reloj de tu teléfono y ya sólo faltaban quince minutos para que llegara la hora que Seo Kang Joon te había indicado.

Estabas por subir al ascensor para dirigirte al hall cuando tu teléfono timbró mientras lo sostenías con tu mano.

—Kang Joon, aún no son las doce, no encuentro a mi amiga y estoy dentro del elevador del hotel, ¿a qué debo tu llamada? —preguntaste entre molesta y aliviada por que se pusiera nuevamente en contacto contigo.

—Fuera del hotel está la camioneta de mi agente de seguridad, vas a correr derecho y a saltar al interior de la camioneta. Necesito que te coloques frente a las puertas del hotel y te quedes ahí un par de minutos mientras los reporteros se hacen a un lado para dejarte salir.

—No parece que vayan a quitarse, ¿no tienes algún otro plan? —preguntaste mientras caminabas lentamente hacia la puerta principal del hotel.

Te quedaste parada frente a todos mientras unos agentes de seguridad bloqueaban la puerta, fue hasta que uno de ellos hizo contacto visual contigo, que comprendiste que correr era tu única opción.

Esperaste hasta que el conductor de la camioneta abrió la puerta discretamente y entonces uno de los guardias abrió lentamente mientras hacía a un lado a la multitud.

Corriste, torpemente, pero ya estabas fuera. Subiste a la camioneta y ésta arrancó con violencia sin esperar a que cerraras la puerta.

—¿Qué clase de persona conduce con las puertas abiertas? —repelaste mientras cerrabas a toda prisa para no salir volando con la curva que se aproximaba al frente. —¿A donde me llevas? —preguntaste en cuando caíste en la cuenta de que te habías metido al auto de un extraño.

—A ver al jefe —fue su única respuesta, acto seguido regresó la vista al camino y te ignoró por completo.

El estar dentro de un auto tan amplio se te hizo acogedor, por lo que te acurrucaste en el asiento y en poco tiempo te quedaste profundamente dormida.

Al abrir los ojos te encontraste con una alegre mirada, alguien de ojos marrones te observaba atentamente mientras sonreía.

—Al fin despiertas —susurró mientras te daba un golpe con el índice sobre el puente de tu nariz, —pensaba que habías quedado inconsciente por todo el acoso de la prensa.

—¿Dónde estamos? —interrogaste mientras te estirabas observando todo lo que estaba a tu alrededor.

—En mi casa, te traje para que dejen de molestarte. En cuanto a tu amiga, le he comprado un boleto de regreso a su propia casa que se hace efectivo en una semana.

—Tengo que volver con ella, nuestra Visa está por caducar —recordaste alarmada.

—No te preocupes por eso, haremos el papeleo pertinente para que puedas quedarte __________, veré que alguien lo haga porque no podemos salir por el momento.

—¿No podemos?, ¿por qué? —preguntaste poniéndote de pie de un solo salto.

—Porque la prensa está fuera de mi casa, ¿quieres hacerles el día dándoles de una vez la nota? Puedes salir de aquí y dar un par de entrevistas para aclarar que no somos más que amigos.

—Estoy en tu casa a solas contigo, ¿qué te hace pensar que van a creerme?

—Entonces vamos juntos para que te crean.

Él te acompañó hasta la puerta de su casa y la abrió. Los flashes resplandecían por todas partes, y cientos de gritos se escuchaban a tu alrededor con preguntas entre tontas e incómodas.

—¿Estás nerviosa? —preguntó mientras te sonreía.

—Claro que sí, nunca había enfrentado a los medios en mi país; de hecho era de las que me escondía cuando veía a los reporteros sondeando —esta vez caminaste al frente mientras todos te acribillaban a preguntas.

—¿Por qué no respondes una pregunta al azar? —susurró él a mientras se posaba a un lado.

Tampoco le respondiste a él, estabas pasmada frente a todos los reporteros que gritaban para ser tomados en cuenta. Con dificultad comprendías el inglés, y ya querían que hablaras en coreano.

—Reacciona —insistió Kang Joon mientras te apretaba del brazo. —Oye _________, estás empeorando todo.

Fue en ese momento cuando él tiró de tu mano y te acercó a su cuerpo, inclinó su rostro frente al tuyo y te besó lentamente frente a todos. Sus labios eran suaves y hábiles, no tardó mucho en lograr que recuperaras el sentido y que correspondieras a su beso instintivamente.

Poco a poco cambió el ritmo lento a uno más urgente, fue en ese instante cuando el ruido cesó y sólo podían ver los flashes esporádicos como si de estrellas centelleantes se trataran.

—¡Ella es mi novia! —gritó el chico y cerró la puerta de su casa una vez que ambos estuvieron dentro.

—Eso fue...wow, creo que les va a quedar claro todo —sonreíste nerviosa.

—No espero nada de ellos, yo quiero que a ti te haya quedado clara nuestra relación —te tomó las manos y las llevó al rededor de su cintura. —¿Entendiste?, ahora eres mi novia.

—Nunca me lo pediste, ¿por qué asumes que voy a aceptarte?

—Creí que eras más inteligente —sonrió mientras te abrazaba con dulzura.

One shots (Seo Kang Joon y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora