Un nuevo día en la cafetería en la que eras barista, los mismos clientes de siempre y los mismos compañeros de trabajo.
Los meseros eran muy jóvenes y se llevaban bien contigo, la cajera era malhumorada y se la pasaba molestándote porque parecía ser ese su hobby.
Estaban a punto de cerrar la cafetería cuando un chico entró corriendo para atajarse de la lluvia, debido a la prisa que llevaba empujó con fuerza la puerta y ésta te lanzó al suelo con las charolas de plástico que llevabas a enjuagar.
—Perdone, ¿aún pueden atenderme? —preguntó sin darte alguna ayuda para ponerte de pie.
—Lo siento pero estábamos a punto de cerrar y los meseros se han ido. Éste no es un refugio...—comenzó a alegar la cajera y el pobre chico comenzó a verla con sorpresa, sin comprender el motivo de la molestia de tu compañera de trabajo.
—Si quieres puedes irte, yo entregaré el corte de caja después de que lo atienda —te ofreciste en cuanto viste que él no quería salir del establecimiento.
—¿Es que estás loca?,, no te puedes quedar sola con un cliente, la dueña se va a molestar...
—Mañana temprano hablaré con ella, de verdad puedes irte. Yo me haré cargo —insististe mientras colocabas las charolas sobre el bote de basura para despejar un poco tus manos.
Ella se retiró y el chico tomó asiento, frente a la barra que dividía el área de clientes con la de empleados. Tomaste las charolas y caminaste hacia la parte trasera de la barra para volver a lavarlas
—¿Vas a querer ordenar algo? —preguntaste un poco incómoda porque le estabas dando la espalda.
—Claro, quiero una taza de café —respondió con suavidad.
—¿Sólo café? —cuestionaste con las manos llenas de la espuma con la que estabas lavando las charolas. —¿Me quedé aquí contigo solamente por una taza de café?
—Perdona si te molesta mi pedido, pero una cafetería lleva implícito el nombre "café"...
—Lo sé, lo sé —interrumpiste con hastío. —Enseguida lo preparo.
Colocaste un poco de café molido dentro de la prensa, la ajustaste a la enorme máquina para elaborar el café y serviste la bebida dentro de una de las tazas limpias que reposaban en la vitrina de la cristalería.
—¿Podrías colocar un terrón de azúcar?, por favor —murmuró el chico, quien observaba atentamente tus movimientos.
—Claro.
Era bastante incómodo tener que realizar tu trabajo estando a solas con un extraño que no paraba de vigilar lo que hacías. Si a eso le sumabas que parecía no tener intenciones de abandonar el local, bueno, ya tenías la escena más espeluznante que te había tocado vivir en el trabajo.
—Está listo —colocaste la taza frente a él, pusiste la servilleta y la cuchara sobre la barra y continuaste con tu labor de fregar las charolas que ya estarían limpias de no haber sido por el hombre que estaba bebiendo su café.
—¿No tienes frío? —'preguntó tomándote por sorpresa.
—No, estoy tan atareada que incluso tengo calor.
—Que suerte, yo iba directo a casa y me tomó por sorpresa la lluvia. Me alegra haber encontrado un buen refugio como ésta cafetería.
—Pues más vale que te des prisa porque 'éste refugio' está por cerrar sus puertas —te atreviste a jugar con sus palabras.
—Está bien, ya entendí.
El chico tomó la taza de café y la bebió por completo, al parecer el líquido no le había quemado la boca. Era eso el chico estaba soportándolo bien.
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One shots (Seo Kang Joon y tú)
FanficAquí pondré todos las escenas de historias que se me ocurren pero que me ha resultado imposible desarrollar en historias completas. El protagonista de todas estas pequeñas historias será el actor coreano Seo Kang Joon. ¡Disfrútenlas!