Capitulo 12: Reina

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Cuando la vi allí, de pie, de espaldas a mí y mirando al enemigo que acababa de matar; evaluando todo con rapidez, inteligencia y demostrando su poder; brillando por sí misma como siempre lo había hecho; sentí que el corazón me volvía a la vida poco a poco. Verla parada allí, sonriendo sin miedo a nada y lanzándose a todo. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido para no distinguir el talento de Sakura cuando era una niña? ¿Por qué no la acogí como mi discípula? Pensar que a pesar de la falta de atención de quien debía ser su tutor principal y mentor en la vida, ella consiguió superarse de todas formas por sí misma.

Mientras yo admiraba su fortaleza y belleza, los que estaban tras de mí temblaban aterrados. A mí el corazón me latía cada vez más fuerte. A ellos también, pero por el terror que sentían de saber que la muerte los estaba esperando tras la otra habitación. Mi corazón se excitaba mirándola, y aunque apenas tenía fuerzas para estar consciente simplemente no podía parar de verla. Ella era la mujer más extraordinaria que había conocido en mi vida.

El chakra que corría por mis venas estaba tan agotado que incluso respirar me era difícil, pero ella estaba radiante como si nada hubiera la afectara. Yo era un hokage saliente, pero la verdadera heroína era ella. También estaba seguro de que le había tomado menos de la mitad de tiempo que a mí encontrar la casa y llegar desde Konoha. Sakura era una mujer extraordinaria en todo sentido de la palabra y no podía entender por qué mi corazón no había latido de amor por ella antes. ¿Cómo podía culparse a cualquier hombre de enamorarse de semejante fémina?

Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para levantar un poco la cabeza y verle bien los ojos. Brillaban con la furia de una leona a punto de cazar su presa. Me ponía eufórico y creo fervientemente que si todavía estaba consciente era porque su presencia me había insuflado vida; energía.

Solamente cuando la escuché decir la cantidad de huesos que planeaba fracturarle al próximo oponente me dieron ganas de ponerme de pie y triturarlo con ella. Era excitante escucharla amenazar de esa manera, sentía el calor subiéndome a las mejillas de una manera vergonzosa. Sin embargo, luego todo se oscureció.

Cuando desperté le dije a Sakura que no recordaba nada, pero era mentira. En realidad, en lo profundo de mis sueños, podía sentir el tacto suave de esas manos. Sakura tenía la doble cualidad de ser dura como una piedra al partir en dos cualquier objeto, por más contundente que éste fuera, y al mismo tiempo podía ser suave como una pluma; salvar y curar con sus manos mágicas y llenas de vida. Eso me fascinaba, porque no había otra mujer como ella en el mundo. Sakura podía haber aprendido todo lo que sabía de Tsunade, pero le imprimía su propia esencia a todas sus técnicas. Nunca había sentido un chakra tan cálido y tierno como el de ella cuando entraba en mis heridas y las curaba.

Podía sentirla fluyendo dentro de mí. Me recorría cada centímetro del cuerpo invadiéndome, haciéndose una conmigo. El sueño era profundo, pero sentía todo. La podía oler, escuchar su respiración cerca de mí. Ella me tocaba; palpaba mis costillas, mis piernas, mi rostro. Mientras sentía que sus delicadas manos humedecían mi rostro, sentía también que mi cuerpo cada vez elevaba más su temperatura normal. Sentía que la consciencia volvía a mí, pero no quería que ese momento terminara nunca. De cualquier manera no iba a fingir que estaba inconsciente.

Abrí mis ojos lentamente y se encontraron con los de ella. Estaba allí, iluminada ante la luz tenue de la chimenea, que chispeaba a cada rato. Se me aceleró el corazón de pronto, la tenía demasiado cerca para no tentarme. Era tan bella.

Decidí reincorporarme porque no quería incomodarla. En ese momento comencé a pensar en todo lo que el calor de la batalla no me había permitido. ¿Ella había ido a buscarme porque Naruto se lo pidió? Seguramente Naruto la había llamado y le había dicho lo sucedido. Sakura era demasiado leal y buena para dejarme solo en un momento así; había venido cual príncipe a salvarme... solamente que ella no era ningún príncipe, era una reina.

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