Ainoah Sellers, mejor conocida como el bicho raro del instituto. Usa ropa ancha, una talla o dos más grande que ella, es tímida y su círculo de amigos lo puede contar con los dedos... Y aun así le sobran dedos. Tiene una voz diminuta que le habla de...
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Rezo para que todo esto sea una broma, una tonta y ridícula broma pero no es así y la ansiedad me está consumiendo lentamente. Nada de esto puede ser verdad, siento que mi alma a abandonado mi cuerpo porque no me siento presente.
La mano de Noah pasa por delante de mí rostro tratando de llamar mi atención. Conoce mi verdadero nombre, sabe quien es la verdera Tasha Korovin. Los dedos me tiemblan mientras sostengo el celular.
El aire pesa y todo se siente como si pasara a través de un filtro.
— ¿Ainoah?
Estoy pero a la vez no, la verdad es que no se que pensar todo esto parece tan irreal y mi mente quiere convencerme de que lo es, que es una broma, que estoy leyendo la tonta broma de uno de los chicos que me ve.
Cuando chasquea sus dedos delante de mí logró parpadear y volver a la realidad.
— ¿Estas bien? Parece que has visto un fantasma.
— Y-yo.
No logro hablar, se siente como si tuviera algodón en la boca que me impide mover la lengua.
— ¿Noah? – Coloca su mano en mi hombro – ¿Que tienes?
Dentro de mí hay caos, gritos y alarmas sonando.
— Estoy bien – Logro decir en un hilo de voz.
Parece no creerme y eso solo hace que mi pánico sea peor y que me ponga más histérica de lo que ya estoy.
— Estas muy pálida.
Me llevo una de las manos a la cara en un gestó involuntario, desearía que mi cuerpo no me traicionar a en este momento porque Noah ya parece estar sospechando de algo. Mira el celular y luego a mi entonces trato de buscar una excusa perfecta para irme.
Necesito estar sola y analizar todo esto, averiguar quién es este chico y qué demonios quiere de mi. Es imposible que haya descubierto quien soy, siempre soy cuidadosa con todo lo que hago para Dax.
Tengo una habitación especial para Tasha, tengo ropa diferente a la que uso, maquillaje, pelucas, soy alguien completamente diferente en esa habitación. Nadie pudo descubrir quien soy, se suponía que nadie lo sabría, que nadie lograría averiguar mi verdadero nombre e identidad.
No, no puede ser verdad.
Quiero que sea una broma, una de esas bromas que ya me han hecho en el pasado diciendo que saben quien soy pero la verdad es que no lo saben. Pero es lógico que no es una broma porque a dicho mi nombre verdadero. ¿Y si solo me está tomando el pelo? ¿Es una deducción? No, no puede ser verdad.
— Ire al baño – Murmuró.
No le doy tiempo suficiente a que me diga algo, abre la boca y yo doy zancadas lejos de él. Noah no a hecho nada pero justo ahora quiero estar sola para analizar absolutamente todo y buscar las palabras correctas para responderle.
