Capítulo 6

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Kongpob's POV

Si llegué a pensar que ese sería el único obsequio del tal "JS" estaba muy equivocado, pues durante los siguientes días, recibir cosas de esa persona se había hecho una costumbre.

Justo como habíamos acordado, Aran y yo nos habíamos tomado un agradable tiempo libre y al regresar, ¡había regalos en mi oficina y en mi casa!

¿Pueden imaginar mi cara de sorpresa cuando caí en cuenta que esta persona me mandaría regalos diarios? A veces, incluso, más de uno.

En cada regalo dejaba una tarjeta contándome una cosa aleatoria, ¿adorable? Sí lo era, no iba a negarlo. Me parecía un gran detalle todo lo que hacía.

Frecuentemente recibía flores en el trabajo, comida o dulces, ¿JS trabajaría cerca de mí? Digo, para tener las posibilidades de dejar todo esto sin rastro, era probable que estuviera cerca, ¿no? Aunque no podría estar seguro de ello.

También me mandaba obsequios a la casa de mis padres, tan frecuente que Jas había comenzado a molestarme al respecto. 

"¿Quién rayos era este personaje?"

"¿Quién rayos se tomaría tanto tiempo y esfuerzo para intentar cortejarme?"

Las cosas que había recibido de JS me daban solo unas cuantas pistas para conocer su identidad:

1. Yo le gustaba. Sí, sí, ya sé que para todos era obvio.

2. Es un hombre.

3. Había estado investigándome. Ya que muchos de los regalos tenían relación con mis gustos personales o hobbies.

Venga, tal vez cualquier persona cuerda habría sentido miedo de tener un acosador de esta magnitud de la noche a la mañana, pero internamente, el último sentimiento que tenía era miedo, más bien, mis venas se llenaban de curiosidad por averiguar el verdadero rostro de la persona tras los regalos, pero, aunque pregunté e intenté seguir un absurdo rastro, todo era en vano, pues no llegaba a ninguna parte.

Suspiré dejando mi maletín encima de mi escritorio; me estaba resignando a esta situación, ¿cómo podría saber quién rayos se tomaba el tiempo de preocuparse por mí cuando no tenía pistas?

—Supongo que nunca lo sabré...

Susurré. Estuve a punto de rodear mi escritorio para sentarme y comenzar a revisar el trabajo de hoy cuando alguien tocó la puerta.

—¿Sí? —La puerta se abrió, dejándome ver a mi secretaria Pat.

—Algo te ha llegado hoy.

—¿Otra vez?

—Oh, Kong. Durante los últimos 30 días te han llegado regalos diarios, ¿te atreves a sorprenderte?

"Eso tenía lógica".

—Pues, déjame verlo. —Miré a Pat, ladeando un poco la cabeza en busca de algún paquete.

—Esta vez, alguien te lo trae personalmente. Está en la recepción esperando por ti, ¿bajarás?

Ni siquiera lo pensé, ¿necesitaba pensarlo? Claro que no.

Salí de mi oficina para ir al elevador y bajar hasta la planta baja. Mi corazón estaba latiendo rápidamente y las manos me habían comenzado a temblar, como excusa debo decir que sentía una enorme curiosidad por descubrir al remitente de los obsequios.

Era solo curiosidad, por supuesto.

Apenas llegué a la planta baja me acerqué a una de las recepcionistas para preguntar.

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