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[Namjoon]

Tal y como le prometí a Haneul, iría a buscarla para ir al cine. Llegué antes de lo previsto, así que me decidí por ir al dormitorio de Haneul yo mismo. 

Caminaba por los pasillos, todas las chicas me miraban. Supongo que era normal que me miraran así, no es muy común ver a un hombre caminando por los dormitorios de mujeres. 

Llegué a la habitación 17 esperando encontrarme a Haneul durmiendo o algo así, pero no la vi por ninguna parte. Después oí el ruido del agua correr y pensé en que estaría en la ducha.

-Haneul, soy yo, Namjoon.

-Oh, estoy en la ducha. Salgo en seguida.

Después de esperar unos minutos oí el chirrido de la llave de la ducha cerrándose, y después un grito.

-¡Mierda!

-Haneul, ¿estás bien?

-Sí, pero me he dejado la toalla encima de la cama. ¿Me la puedes dar? Es blanca y está al lado de mi almohada. 

Cogí la toalla en mi mano derecha y con la izquierda giré el pomo de la puerta del baño. Entré y veía la silueta de Haneul a través del cristal traslúcido. Le di la toalla sin ver nada.

-Joonie, ¿puedes darte la vuelta?

-Oh, claro.

Me di la vuelta y la vi saliendo de la ducha por el pequeño espejo sobre el lavabo. 

Ay dios mío. Estaba desnuda. En cuanto sus pies se posaron sobre el suelo se colocó la toalla alrededor de su cuerpo.

-Ya puedes darte la vuelta. - me di la vuelta tal como ella dijo que hiciera.

-Espero que no te moleste, pero lo vi todo por el espejo. 

-Eres increíble.

Salió del baño con una expresión que no me gustó nada. Parecía molesta. La seguí, salí del baño. Ahora estaba con ropa interior puesta y se estaba cambiando. Me senté en la silla de su escritorio con el respaldo hacia delante, apoyándome en este.

-No te enfades conmigo... - pedí haciendo puchero. 

-Eres un pervertido.

-No, eso no es verdad. Lo que pasa es que eres muy vergonzosa. Ya te he visto desnuda, no sé por qué reaccionas de esa manera. 

Terminó de vestirse. Unos pantalones negros anchos, una camisa de seda negra, unos botines de cuero y una gabardina gris. Perfecta, como siempre. Se pasó las manos por el pelo, parecía cohibida. 

-No es que sea vergonzosa, - comenzó a decir. - soy insegura...

-¿Por qué?

-No lo sé... Tal vez por mi enfermedad. O simplemente porque mi primer novio me dejó por alguien mucho más guapa que yo... Yo qué sé, da igual. 

-No, no da igual. - me levanté indignado de la silla y la hice a un lado. La cogí de los hombros y la senté en la cama. - No saldremos de esta habitación hasta que te aprecies. Si yo digo que eres preciosa, es porque lo eres, nadie puede cuestionar eso. 

-...

-Soy Namjoon, y tú tienes que amarte a ti misma. - Haneul me miró como si no entendiera nada. - Love yourself, joder. 

-¿Ahora vas a ser mi psicólogo?

-Si hace falta que lo sea para que te tengas respeto a ti misma, sí. 

Haneul se llevó las manos a la cabeza, negando. Diciéndose a si misma, "¿cómo demonios acabé saliendo con este idiota?

-Acabaste saliendo con este idiota porque lo quieres. - respondí.

-¿Cómo sabes que estaba pensando en eso?

¡Mierda, mierda, mierda y más mierda! Acabo de leerle la mente y le he respondido en voz alta. Espera, Namjoon, cálmate. Tenías que decírselo de todos modos.

-Haneul, hay algo que quiero decirte... 

-...

-Yo... soy...

De la nada, un dolor apareció en mi espalda. Ese dolor. 

¡NO!

La voz de mi cabeza resonaba en mi oídos.La herida, se estaba abriendo. No podía sentir nada a parte del dolor que recorría mi cuerpo, de la cabeza a los pies. De verdad que intentaba decírselo, pero el dolor retenía las palabras en mi boca.

Sentía algo frío bajar por mi espalda, sangre.

Me levanté corriendo, fui al baño, puse el seguro y me quité la camiseta. Mierda. Tenía la espalda ensangrentada. 

-Haneul.

-¿Nam? ¿Estás bien?

-Sí, solo me han entrado nauseas. ¿Tienes alguna sudadera mía de esas que me robas?

-Sí, ahora te la traigo.

Rápidamente, limpié como pude la sangre que había esparcido por todo el lavamanos al intentar curarme la herida. Haneul picó la puerta, y gracias a Dios solo adentró su brazo en la habitación y me tendió la sudadera negra. 

Guarde mi ropa manchada de sangre en una bolsa, intentando disimular las manchas, y salí del baño.

-¿Seguro que estás bien? Podemos ir al cine otro día...

-Sí, estoy bien. Además, ya había comprado las entradas.

LOS DIOSES TAMBIÉN AMAN » KIM NAMJOON «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora