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[Namjoon]

Haneul seguía sobre mi regazo, jadeante. Conseguí deshacerme de sus pantalones cortos del pijama y lanzarlos por ahí. Abracé sus espalda clavando mis labios en su cuello, succionando su piel, inhalando su aroma hasta que inundara mis pulmones.

-Eres peor que una droga... - susurré contra su cuello para después darle una suave mordida en el mismo sitio donde había dejado aneriormente una marca.

-¿Por qué? ¿Por que ser tan hermosa como yo es ilegal?

-No... Porque eres adictiva... Después de probarte no podré parar, querré más; mucho más... Estaré rogandonte por más constantemente.

-Y yo no dudaré en darte todo lo que pidas...

-Haneul, ¿qué voy a hacer contigo...?

-Hazme el amor hasta que nos quememos por el calor... - jadeó - Hazme tuya de todas las formas que quieras. Pero hazlo de una vez o sentiré como me desvanezco en el deseo...

-Yo seré el que te corrompa, yo seré el que te hará tocar el cielo con mis caricias. Pecaré con tu cuerpo así como tú pecarás con el mío... Y llenaré tu alma así como tu llenas la mía.

Pecado. Estaba pecando. A los dioses se nos tiene prohibido cualquier contacto con un humano. Solo conseguí venir aquí después de siglos de insistencia.

Pero me daba igual todo aquello en ese momento, solo quería entregarme a ella, quería que Haneul supiera que sería suyo para siempre. Me daba igual lo que me pasara al volver, si todos me juzgarían, me daba igual si me repudiaban, si me alejaban. Solo quería, por una noche, ser suyo y que ella fuera mía.

Mi mano derecha que se apoyaba en su cintura bajó hasta el elástico de la ropa interior de Haneul, un dedo se coló por debajo provocando un gemido agudo que salió de los labios de mi maravillosa novia. Mi pantalón comenzaba a molestarme.

La paciencia se me agotaba, la necesitaba. Mis labios volvieron a chocarse con los suyos en lo que ahora era un beso necesitado y caliente. La apreté contra mí, quería, si eso era posile, más contacto con su piel.

-Joonie~ - gimió cuando la empujé contra mí, haciendo que notara mi creciente erección.

-Dime lo que necesitas...

-Necesito que me digas que me amas...

-Te amo... - evitando hacerle daño, la tiré contra el clchón quedando yo encima de ella, besnado su mandíbula, su cuello.

-Otra vez. - demandó.

-Te amo... - ahora besaba su clavícula mordiendo y chupando sin pudor alguno.

-Otra vez.

-Te amo... - mis labios bajaban ahora hasta su vientre, besando al lo largo de este.

-Otra vez.

Dejé lo que estaba haciendo para volver a mi posición y mirarla a los ojos. - ...Te amo...

De un momento a otro me deshice de mis pantalones ahora quedando los dos en solo ropa interior. Mi divertía con la piel de su cuello cuando ella jaloneaba del cabello de mi nuca pidiéndome más.

El calor se hacía cada vez más intenso. Nos quemábamos, y eso nos gustaba. Mi mano se colo por la espalda de Haneul hasta chocar con el cierre de su brasier. Lo desabroché y dejé que los tirantes resbalaran por los hombros de Haneul hasta quitarlo por completo y poder lanzarlo al suelo con el resto de nustra ropa.

Al segundo se puso roja como un tomate, intentando taparse todo lo que pudiera y evitando mirarme a los ojos.

-Ey, ey, ey... - agarré su barbilla obligándola a mirarme. - Mírame a mí. Solo estamos tú y yo, no tienes porqué sentirte avergonzada...

Dejé un camino de besos castos desde su frente, su nariz, sus labios, bajando por su cuello, succionando sus clavículas, siguiendo dejando besos entre sus pechos y terminando en el elástico de su ropa interior. Mis dientes lo agarraron y tiré de él para quitarlo lenta y tortuosamente.

-Nam--joon~ - arrancó un gemido de su garganta, excitándome más, si eso era posible.

Esto era una tortura, tenerla para mí y no estar haciendo nada. La miré, de arriba a abajo, era la tentación personificada, la belleza hecha mujer, y la lujuría vuelta humana.

Me deshice de mi ropa interior en un abrir y cerrar de ojos. Cogí uno de esos sobres plateados que utilizaban los humanos y me lo coloqué. Y antes de hacer nada, Haneul me detuvo.

-Joonie, ten cuidado... - me pidió.

-Tranquila, lo tendré...

Me adentré poco a poco en ella, estaba más apretada de lo que pensaba. Esto era mejor que cualquier cosa. Me quedé quieto, solo para que Haneul pudiera acostumbrarse a mí. Solo me moví cuando Haneul movió las caderas en busca de más contacto.

-Muévete...

Lentas, precisas y cuidadosas eran las estocadas. Justo como Haneul me había pedido. Era nuestra primera vez, y tenía que ser especial. Besaba su cuello con delicadeza, dejando rastros húmedos tras mis labios y asi intentando distraerla de cuelquier mínimo dolor que pudiera sentir.

Haneul se agarraba a mis hombros. Una silenciosa lágrima de dolor nació de su ojo y recorrió su mejilla. Con mi dedo pulgar lo limpié y besé su mejilla.

-Esto acaba de empezar...

(...)

La habitación se llenaba de los gemidos y de los jadeos que venían de ambos. Cegados, eso era lo que estábamos, cegados por el placer.

Emebestí fuerte y penetrante, dando el el punto perfecto que causaba los gemidos sonoros con mi nombre por parte de Haneul. Unas cuantas embestidas después me vine dentro del condón, y ella lo había hecho segundos antes que yo.

Con mucho cuidado salí de ella, boté el condón y me tumbé a su lado. En cuanto vio que yo estaba cómodo se acurrucó en mi pecho con la intención de dormir.

-Ha sido perfecto... - susurró. - Gracias.

-¿Por qué?

-Por cambiarme la vida...


LOS DIOSES TAMBIÉN AMAN » KIM NAMJOON «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora