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[Haneul]

La sala de cine estaba llena.

Comía mis palomitas y de vez en cuando miraba la cara de frustración que Joonie tenía ya que le había pedido, más bien obligado, a ver una de esas películas románticas que me gustan.

Toda la sala estaba llena de parejas tomadas de la mano, abrazadas o dándose besitos. Pero nosotros éramos una pareja rara y nos dedicábamos a comer palomitas y beber coca-cola. 

Después de un rato la comida se acabó, y con ella las distracciones. Y se acabaron en el peor momento. Justo cuando los protagonistas se están besando. La tensión que había en el aire se podía cortar con un cuchillo.

Tanto Namjoon como yo teníamos ganas de lanzarnos sobre el otro, pero... La verdad solo nos daba vergüenza porque el resto de parejas de la sala ya estaban comiéndose la boca.

Llevamos saliendo un mes, Haneul, ¿cómo eres tan vergonzosa que no te atreves a besar a tu novio en público? Eres idiota. Me golpeé mentalmente por mi propia estupidez. 

Giré mi rostro hacia Namjoon, y antes de poder hacer cualquier movimiento Namjoon ya me estaba besando. Esos labios gruesos devoraban los míos con empeño. Era una sensación tan placentera. No me importaría que de la nada el tiempo se congelase y nos quedásemos así, juntos. 

Los labios de Namjoon se divertían con los míos. Era una lucha por ver quien tomaba el control, y como siempre, terminé perdiendo. Pero siempre me pasa cuando estoy con él, me vuelvo débil y vulnerable, pero no pierdo la sensación de estar protegida, un sentimiento que solo Namjoon me provoca. 

Al momento de separarnos y de volver al mundo real no oí nada menos el silencio. Y cuando quise darme cuenta, toda la sala estaba vacía y el proyector apagado.

¡Dios Mío! 

-...Ay... Madre... - repetía murmurando.

-Cariño.

-¿Me acabas de llamar cariño?

-Sí, me gusta como suena...

-Y a mí... Oye, estás intentando evitar el tema de que hemos estado besándonos durante más de media hora.

-¿Y?

-¿Cómo que "y"? Nam, estábamos en público, qué vergüenza. 

-Bueno... - su mano de apoyó en mi muslo y se deslizó hasta mi cadera. - Ahora estamos solos...

Rápidamente se levantó y apoyó ambas manos a las lados de mi cabeza, acorralándome en la butaca. Se acercaba a mí, como un depredador a su presa. Cerré los ojos esperando un beso en mis labios que jamás llegó. Solo noté un suave roce en mi frente. Abrí los ojos buscando una explicación, pero solo encontré a Namjoon riendo por lo bajo.

-Tranquila, podemos dejarlo para la noche... Pero...

-¿Pero?

-Hay tantas cosas que debo contarte...

-Pues date prisa, se nos acaba el tiempo.

-Te diré lo que sea necesario en el momento adecuado, no puedo decírtelo en una sala de cine.

-¿Por qué no?

Namjoon se agachó, quedando a la altura de mi cara y cogió mi mano entre las suyas. La acariciaba con los pulgares, toques suaves, relajantes. - Porque es muy importante para mí.

-Está bien... - dije casi en un susurro.

Estaba claro que no me gustaba que Namjoon me ocultara cosas, pero al menos me aseguró que me lo diría. Y debe ser muy importante para que lo haya mantenido en secreto durante este tiempo. 

Quería que, durante el poco tiempo que estaríamos juntos, todo fuese como la seda. No quería que discutiéramos, no quería que nos enfadáramos, no quería pasar un solo día sin sus besos ni sin sus fuertes y musculados brazos abrazándome y mucho menos quería que nos separáramos. 

Ansiaba tener algo con alguien que me hiciera sentir como en una película, lo que Darcy tuvo con Elizabeth, lo que Romeo tuvo con Julieta (sin morir al final, claro), lo que Harry tuvo con Sally, lo que tuvo Johnny con Baby, lo que tuvieron Han Solo y la princesa Leia... Deseaba con todo mi corazón encontrar a mi alma gemela y pasar con ella el resto de mi vida.

Es una pena que el universo me odie, y me obligue a separarme de él.

(...)

Llegamos al penthouse de Namjoon tras diez largos minutos en coche mientras cantábamos "It's Tricky" a todo pulmón una y otra vez, o al menos yo, Namjoon iba más preocupado de non chocar que de llevar el ritmo de la canción. 

Era gracioso ver como Namjoon intentaba concentrarse a pesar de mis gritos. 

Ahora, uno sentado frente al otro, en ese salón de colores crudos, y delante de un ventanal de dos metros y medio, Namjoon estaba listo para decírmelo.

-Es hora de que sepas la verdad.

LOS DIOSES TAMBIÉN AMAN » KIM NAMJOON «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora