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Capítulo 14

Un nuevo fin de semana había llegado, durante el mismo, Odalis había mostrado mejoría contra todo pronóstico que se dio los primeros días, el tratamiento que la doctora Monrroy le administró al parecer había funcionado. No obstante pese a estar mejor de salud, la chica se notaba triste, abatida, confundida y al borde de la depresión.

La culpabilidad por los acontecimientos de las ultimas semanas la habían convertido en una chica retraída y que en ocasiones no tenía ganas siquiera de comer pese a los ruegos de la médico, que era quien atendía a ambas.

Clara por su parte parecía progresar lentamente y no había sufrido ningún episodio de crisis respiratoria severo, el sábado por la tarde la médico llevó a la casa un tanque de oxigeno y gracias a este los primeros días de su convalecencia la mujer se mantuvo estable.

Nada relevante habría ocurrido hasta el lunes por la tarde. La doctora Monrroy preparaba la comida como lo había estado haciendo los últimos días. Apenas unas horas antes había autorizado a Odalis salir siquiera a la sala pues ya se encontraba recuperada según su último diagnóstico.

—¿Gusta que le ayude en algo doctora? —preguntó la chica parándose en la entrada de la cocina.

—Descuida Odalis, será mejor sigas en reposo al menos por unos días más, solo te dejé salir a ver la televisión para que te despejes un poco, después de todo estar encerrada en tu habitación tampoco debe ser muy agradable que digamos. —
dijo la médico manteniéndose concentrada en lo que hacia.

—Doctora Monrroy, quiero pedirle una disculpa —dijo la chica tras algunos instantes de silencio.

—¿De qué Odalis? —cuestionó sin saber a qué se refería su paciente.

—Por todo lo que le dije el otro día, en verdad, estoy muy apenada con usted —comentó.

—Descuida, intento comprender como te sientes después de todo lo que ha pasado y la verdad creeme que muchos en este momento sienten lo mismo que tú, impotencia, frustación, coraje si tu quieres... esto vino a cambiar la vida de todos —dijo la médico mientras comenzaba a servir la comida.

—Eso lo sé, sé que no soy la única que está pasando por esto, pero si tal vez la única que metió en problemas a su familia solo por un capricho —dijo bajando la mirada.

—¿A qué te refieres? —preguntó la doctora tomando asiento interesada en lo que Odalis intentaba decir. —¿Hay algo detrás de esto que yo no sepa? —cuestionó.

—Es algo que ahora me avergüenza y que si tuviera la oportunidad de regresar el tiempo intentaría no cometer el mismo error —dijo aún manteniendo en suspenso a la mujer quien a cada palabra de Odalis se notaba más confundida.

Su conversación fue interrumpida por el timbre el cual sonó de manera repetitiva en tres ocasiones. La sirena de una ambulancia había sonado apenas instantes atrás.

—Espera aquí Odalis, yo iré a ver quién es —dijo la doctora Monrroy poniéndose de pie y caminando hacia la puerta de la casa.

—¿Quién? —preguntó la médico aún desde adentro.

—Buenas tardes, vinimos de parte de la Secretaría de Salud, recibimos un reporte de parte de los vecinos —respondió una voz masculina.

La mujer dudó en abrir por algunos instantes, pero luego la intriga la hizo tomar la decisión de atender el llamado.

—Sí, dígame ¿que desea? —dijo finalmente dejando ver a aquel sujeto el cual portaba mascarilla, gafas y un traje un tanto extraño que se asemejaba al que usan los astronautas.