Envuelto en la noche

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Solo me queda decir a las personas que siguen con paciencia mis escritos, muchas gracias. Amo a mis lectores fantasmas y a mis lectoras que siempre dejan comentario, no importa si son pocas palabras, saber que están ahí disfrutando algo que yo hago, me alegra un montón.

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Era un desastre. Y Alfred, no sabía que era lo que le dolía más, si la nariz rota, los dedos de su mano izquierda (con la que había golpeado con fuerza a Scott) o... que había visto llorar a Arthur tan amargamente.

La suspensión de la escuela y el castigo, más el regaño colosal que le esperaba no eran nada para él en ese momento.

¿Qué importaba el trabajo extra y las tareas? ¿Qué importaba un mes sin historietas o videojuegos?

-Sigh...Disculpe señorita Eliza ¿Puedo ir al baño?

Preguntó Alfred cabizbajo siendo el único en la sala de espera. La directora estaba ocupada y estaba cien por ciento seguro que su madre tardaría en recogerlo, así que, no tenia de otra que quedarse ahí.

-Está bien Alfred, pero si tardas mucho.-Eliza suspiró.-¿No querrás más problemas, cierto?

Alfred asintió, lo comprendía.

-No tardare.

Saliendo del despacho, notó lo solitario que se habían puesto los pasillos de la escuela. La mayoría de los chicos se habían marchado. Incluso Arthur....

<<Ugh...Yo no quería lastimarlo así>> Pensó nuevamente recordando como sus ojos se volvían agua y las lágrimas comenzaban a brotar. <<No tengo ni idea, pero, verlo tan triste, hace que mi pecho se sienta raro>> Alfred solo se deprimió más al pensar que Matt le podría ayudar a comprender que era eso que sentía ahora. Él era muy bueno para estas cosas "sentimentales" tan bueno como lo era para las peleas en la nieve y el Hockey.

Entrando a los baños, Alfred solo tonteaba deprimido. Caminaba lento, fue al cubículo tomándose su tiempo para hacer sus cosas, lavó sus manos unas cuatro o cinco veces secándolas y haciendo bolitas de papel que lanzaba desde lejos a los basureros, haciendo pucheros al no encestar.

-Ah, cierto. Le dije a Eliza que no tardaría...-Recordó de pronto y salió de los baños empujando la puerta del servicio con la cabeza mientras renegaba. El chirrido de la puerta hizo eco en el vacío lugar y una voz femenina al salir le sorprendió.

-Es una manera muy particular de abrir las puertas.-Dijo haciendo que Alfred levantará la vista, ya que esa voz le resultaba familiar, pero...se escuchaba un poco extraña.-No te recomendaría hacerlo, no sabes cuantos bichos existen en esa superficie, ugh. No todos los niños lavan sus manos.

Señaló con gesto de asco al final que Alfred pasó por alto ya que su atención estaba en otro lugar.

-E-Ese broche...

Pudo decir antes de que una sonrisa amenazante se formara en su maquillado rostro.

-Oh, esto. Gracias por encontrarlo.

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Dando tumbos Elizabetha refunfuñaba mientras caminaba por los pasillos de regreso a la oficina.

-Ese niño...-Decía entre dientes molesta porque había confiado en Alfred y aparentemente no, debió de hacerlo. -Cuando lo encuentre...ya vera...

Gruñía mientras buscaba a Alfred por toda la escuela. Elizabetha, creía que Alfred se había escapado.

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BogeymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora