Dariana
Habían pasado tres semanas desde que había despertado desde aquel día tan trágico donde había perdido a mis bebés, aun me dolía la manera en que la muerte se los había llevado de mis brazos sin antes ver a sus lindos ojitos y sus hermosos rostros, se habían ido por un descuido tan tonto por parte mía y la maldita que por un ataque de celos había hecho tal calamidad, esta noche la sentenciaríamos a su condena la cual no tenía idea le iba a otorgar, cansada de pensar en eso Lila me ayudo a levantar me para limpiar mi cuerpo y relajarme. El agua tibia de mi bañera sentí la relajación venir a mi como una descarga de energía muy bien dada, tallo mi espalda y yo me tocaba la herida del cual habían sacado mis pequeños.
-No es sano que siga pensando en ello - hablo Lila arrodillándose a mi lado
-Me duele mucho Lila - comencé a sollozar - no pude verlos... - esnife - no pude enterrarlos Lila... - sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo desnudo
- Deje salir todo su majestad - me consoló - pronto podrá ver los en su tumba y rezar por sus almas puras - beso mi frente
Y yo volví a llorar hasta sentir mucho sueño mientras Lila me bañaba apenas, con una leve sonrisa la alejé de mí y dije que continuáramos para estar de productivas este día. Me coloco mi conjunto de invierno mientras salía con mi escolta, ya me habían permitido poder caminar y recuperar mi condición física para estar más alerta, Aidan y Anker me permitían algunas sesiones de esgrima con las gemelas Alfas y Lila así podía recuperar mi forma física.
- Buenos días a su majestad - saludaron
- Buenos días, Chicas - sonreí
Entramos a la sala de entrenamiento que había acomodado para mí y comenzamos otra vez, cada día alargábamos más la sesión para yo tener más resistencia.
Anker
Antonio estaba muy ocupado tomando el lugar de Dariana al dirigir el reino madre y el reino cuervo que había sido tomado por nosotros, el frio del invierno cada vez más se hacía más denso y pesado, entraríamos dentro de poco a la noche de las velas donde el reino se vuelve un lugar más cálido para habitar.
-Buenos días, Anker - saludo Antonio
-Buenos días su alteza - me acerque a su escritorio
- ¿Traes lo que te pedí? - pregunté
- Si el conde Martin ha aceptado su invitación a la fiesta del té - le entregue el sobre
- Dariana tiene las mejores ideas - mire su cara de entusiasmo
- ¿Ella fue la de la idea? - pregunté
-No, pero Aidan menciono algo sobre una fiesta del Té que tanto le gustan a Dariana - explicó - y se me ocurrió hacer una para también para saludarlo - mostró las pocas cartas
- ¿Así que eres un crio enamorado? - sonreí pícaramente
- Bueno algo así - se sonrojo
- Que mono - me burle
- ¡Cállate, Anker! - pude notar más su sonrojo
- Que tierno - tome una de sus mejías
- Ajan- era Aidan
Con vergüenza me alejé de Antonio que aun mantenía su sonrojo y vergüenza, me sentí bastante incomoda la situación en la que estaba.
- ¿Ahora buscas a un conde? - preguntó burlón Aidan
- Solo tengo ojos para Dariana y Aidan - cruce mis brazos
Y luego reaccione a lo que había dicho de Aidan, él estaba sonriéndome cínicamente al verle ya sabía que iba a decir.
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Reina Roja ✔️ C O M P L E T A
Historical FictionUna reina amable con una sonrisa tan cálida que cautiva a su reino, haciendo lo imposible por protegerlo... Pero por detrás se esconde una mujer completamente diferente, obtiene lo que desea a cuál quier precio, desde un diamante lleno de sangre has...